NATURALEZA VIVA
Un
brote fue la señal,
el
canto melodioso de un pájaro, la confirmación.
Se
estremecían las lagartijas
a
la orilla del regato con la dorada luz
de
soles reflejados en el agua.
Renacían
a un tiempo trigales y amapolas
en
la mañana que anunciaba
suspiros
de hierbabuena.
A
la sombra,
rodeados
de jarales,
dos
cuerpos enamorados
se
buscaban temblorosos hechos miel,
con
el tiempo detenido en sus pupilas,
atravesados
por la dulce sensación
de
jadeos de amor hechos locura.
El
aire captó la imagen del momento supremo
en
que la vida daba vida.
Las
flores que estaban por nacer, sintieron el golpe de la savia nueva.
Una
música bella y desconocida
inundó
los espacios en los que flotaba el amor concreto
proclamando
el prodigioso encanto de la naturaleza viva.
Fotografía de María Teresa Álvarez.
Muy bello poema
ResponderEliminarMuy agradecido por tu comentario, te envío un saludo.
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