LA VIDA DE MAGÍN PUERRO
-XV-
Felices
por el amor,
iniciamos
el camino
de
besos y dulce trino
y
sin dejar de mirarnos
deseábamos
toparnos,
ella
gata, yo minino.
Pronto
Julia se dio cuenta
del
trato tan exquisito
que
otorgaba cual perito
a
la joven compañera,
diciendo
la muy fulera:
“He
de asar otro cabrito”.
Tres
son una multitud
en
el amor de pareja
y
más si la que se queja
vive
en el mismo recinto.
Agudizando
el instinto
busqué
la miel cual abeja.
A
mi amor yo le propuse
marcharnos
de aquel lugar
juntos
la lana cardar
de
hipotéticas ovejas
aunque
nos llovieran quejas,
por
sin aviso, volar.
Puestos
de acuerdo los dos
de
madrugada nos fuimos,
llevando
lo puesto huimos
por
una hermosa vereda,
¡oh
fortuna, de la rueda!
con
otro mesón nos dimos.
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