jueves, 23 de octubre de 2025

 

CONVERSACIONES ÍNTIMAS

 


 

(Obra teatral en tres Actos)

ACTO PRIMERO

(Conversación telefónica entre amigas)

 

CLARA— ¿Qué es de tu vida, Rebeca?

REBECA— Pues ya ves, en casa para no variar.

CLARA— Como te recluyas sin salir, no tendrás nunca pareja.

REBECA— Es que no tengo mucha suerte con los chicos. Soy tan espontánea y hablo tanto que no sé si los acabo aburriendo.

CLARA— Es que a los chicos no les gusta que la mujer lleve la batuta. Para ellos el afán protector es sinónimo de dominio. Se sienten importantes llevando la conversación y acaban picando. Es un consejo que me dio mi mamá.

REBECA— ¿Y te ha dado resultado? Porque creo que no tienes pareja.

CLARA— He tenido varios pretendientes, pero no me aportaron nada. Ahora estoy "soltera". Ja, ja, ja. Pero no creo que tenga ningún problema en ligar. Modestia aparte, ya sabes que soy muy vistosa. Ja, ja, ja.

REBECA— Yo, sin embargo, no tengo gracia para vestirme y apenas me maquillo.

CLARA— Pues espabílate pronto o te quedarás para vestir santos. Mira, si quieres venir, te invito a una fiesta de inauguración del curso que dan en un colegio mayor. Es para el sábado, ¿qué te parece?

REBECA— Me parece bien. Pero temo no estar a la altura.

CLARA— A mi altura no, ¡claro! yo soy más alta y tengo mejor tipo, pero si quieres quedamos mañana y te doy unos consejitos.

REBECA— De acuerdo. Si te parece quedamos en el "White Story" a las siete y me pones al corriente. Gracias, Clara, eres una buena amiga.

 

ACTO SEGUNDO

(En una mesa del "White Story"

 

CLARA— Buenas tardes, Rebeca. Casi no te conozco.

REBECA— ¿Por?

CLARA— Hija, eres todo un adefesio. Bajita que eres y un poco culona, vas y encima te pones esos pantalones a cuadros que te hacen un pandero enorme. Con una faldita disimularías algo las posaderas.

REBECA— Pues yo creo que me sientan bien estos pantalones.

CLARA— No te has mirado en el espejo. Y luego esa blusa con encaje cerrada hasta el cuello. ¡Qué poca picardía tienes! A los hombres hay que mostrarles el canalillo, y si ves que alguno te mira, con el pretexto de que hace calor, te desabrochas otro botón. El morbo más grande para un hombre es descubrir el color del sujetador. Eso dice siempre mi mamá.

REBECA— Pues ahora me entero. ¡Estoy apañada! Porque como no me compre un sujetador de tres tallas menos no aparece el canalillo ni en pintura.

CLARA— ¿Y el cutis? ¿Qué me dices del cutis? ¿No te has fijado en lo terso y firme que tengo el mío? Claro, que eso lleva un trabajo diario de cremas exfoliantes, nutritivas, mascarillas, el consabido pepino en los ojos, etc. etc. Sin embargo, yo te estoy viendo cada cacho espinilla que tendrás suerte si algún muchacho no le da por apretar y quitártela.

REBECA— ¿Sabes lo que te digo? Que te agradezco mucho los consejos pero yo me voy a presentar al baile vestida poco más o menos como voy ahora. Eso sí, me lavaré la cara para no ir pintarrajeada como tú y hablaré lo que tenga que hablar. No quiero ir de esclava sumisa, ni quiero ponerme relleno en la delantera. Si gusto a alguien, bien, y si no, ¡ellos se lo pierden!

CLARA— Pues que tengas suerte. Si piensas ir así, es mejor que cada una vaya por su lado. No sea que se piensen que me acompaña la criada.

(Las protagonistas se despiden enfadadas)

 

ACTO TERCERO

(CLARA llama por teléfono a REBECA tres meses después)

 

CLARA— ¿Rebeca?

REBECA— ¿Sí?

CLARA— Soy Clara. Te llamo porque he pensado que es una tontería que sigamos enfadadas. Total, que yo sea más esbelta y me cuide más que tú, no debe ser motivo para romper una amistad de años.

REBECA— Eso pienso yo también.

CLARA— Por cierto, ¿cómo te fue en el baile? ¿Ligaste?

REBECA— Ya lo creo que ligué. Se me acercó un estudiante de quinto de Ingeniería Industrial que, al parecer, estaba buscando una chica que fuera espontánea y natural. Lo del pantalón a cuadros fue un éxito. Me dijo que le recordaba la camiseta del Barça, el equipo de sus amores. De lo que me dijo de las demás cositas de mi cuerpo, mejor no te lo cuento para no darte envidia. Ahora somos novios. Además el otro día...

CLARA— pip, pip, pip, pip, pip, pip...

REBECA— ¡Me ha colgado! Tengo la impresión de que ella no ligó pese a los consejos de su mamá.

 

FIN

 

 


domingo, 19 de octubre de 2025

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-XXVI-

 

 

 

 

Ya fuera por emoción

o la ilusión de ser padre,

no me pareció desmadre

tomar tres copas de vino.

Era hora que mi sino

resplandeciera, compadre.

 

Al verme tan animoso,

María no me trincó.

De puro gozo lloró

asegurando que un hijo

tendríamos, pero dijo:

—“No bebas más”—, y calló.          

 

Desde entonces, las mañanas

tenían otro sentido,

me levantaba sin ruido

para que no despertara

y de sueño se jartara

mi mujer haciendo nido.      

 

No quería que estuviera

en la barra atendiendo

al personal, ya sabiendo

que la tripa engordaba,

aunque ella se guardaba

de estar el local barriendo.

 

Al quinto mes la dejé

que abandonara su tajo

pues le costaba trabajo

hasta tenerse de pie,

de manera que bregué

muchas horas a destajo.

jueves, 16 de octubre de 2025

 

PASAJES DE”LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (111)

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

 

…………………………

 

Una atronadora salva de aplausos, impidió al alcalde seguir leyendo, mientras gorras y sombreros se lanzaban al aire. Pepe, el Colmenero, muy en su papel de animador, dirigió el coro de voces agradecidas, entonando el tan socorrido: «Como don Sebas, no hay ninguno. Don Sebas. Don Sebas. Don Sebas es cojonudo. Como don Sebas…» Después de repetirlo varias veces, hasta que el pueblo entero quedó convencido de la capacidad testicular del alcalde, éste pudo continuar su proclama:

―«…Mañana al amanecer, los componentes de la Comisión de Fiestas acudirán a la mencionada dehesa para recoger el ganado, que deberá encerrarse en los corrales de Fulgencio, antes del comienzo de la Santa Misa, donde permanecerá hasta las cinco de la tarde, hora en que comenzará el festejo ―hizo una pausa, para terminar―. Firmado: Sebastián Covatilla, alcalde».

Los aplausos y un ruido ensordecedor acogió las últimas palabras de la autoridad, el cual, muy satisfecho por la acogida que había tenido el manifiesto, no dejaba de saludar desde el balcón, dándose un baño de multitudes. Junto a él, como fieles escuderos, el Mecagüen, el Entrepierna y el Veo Doble también saludaban, buscando con la mirada más que la aprobación del público, quien en esos momentos se había olvidado de pasarles la bota.

Desde el balcón de María, la Perdiz, el tío Caparras, nos dio su particular visión del acto:

―«La pedida» es una pura pantomima. Cuando de verdad se pidieron los toros fue hace quince días. Entonces sí que hubo voces entre los que querían toros y los que deseaban emplear el dinero en ampliar las escuelas. Ya se ve por el resultado, que han ganado los primeros ―luego, dirigiéndose a mi primo, le dijo:

―Jeremías: si puedes, vete con tu tío a Francia; ya te he dicho varias veces que éste es un pueblo de ignorantes.

―Sí, Caparras, pero si no es por los toros, mi padre no sale en las «afotos»…

―¡Qué «jodío» muchacho! ―respondió el anciano, palpándose el chaleco hasta sacar de él la petaca y el librillo de papel.

                                                                              …………………………………

domingo, 12 de octubre de 2025

 

EL YANTAR DE MÍO CID

Revista gastronómica

GUÍA MICHARLYN

 

MESÓN ASADOR CARLOS. Calle del Val, 6 bis. TRASPINEDO (Valladolid)  

 

No cabe duda de que este Mesón- Asador situado en un pueblecito cercano a la capital del Pisuerga, goza de una bien merecida fama en todo lo referente a una comida de Mesón y, especialmente, a los pinchos de lechazo, preparados sobre brasas de sarmiento que son una exquisitez en cuanto a sabor y punto de asado.

Completan la carta una multitud de deliciosos viandas, entrantes tanto fríos (tablas de ibéricos, escalivada con anchoas, ensalada de queso de cabra, etc.) como calientes (buñuelos de bacalao, rabas frescas, mollejas de lechazo, pulpo a la brasa, etc.). Entre los postres destaca la tarta de piñones tan conocida en esta tierra pinariega.

Elegir entre tan abundante oferta no fue tarea fácil para acompañar a los pinchos de lechazo, que eran el objetivo principal de nuestra visita a este establecimiento. En las fotografías podréis comprobar que la elección fue acertada.

En unas instalaciones bien cuidas, el trato del personal fue más que educado, esmerado y el precio estuvo en consonancia con lo degustado. Es decir, un lugar muy recomendado si el lechazo y demás alimentos a la brasa son de tu agrado.

 





















jueves, 9 de octubre de 2025

 

 

JUVENTUD EN FLOR

 

 

Bajo el sombrero de rafia,

junto a la flor que te adorna,

muestras, bella joven,

el futuro eterno dibujado en el rostro,

la interrogante mirada

y el cabello, estudiadamente descuidado,

enmarcando el óvalo lozano.

 

Ni siquiera una preocupación

arruga la frente tersa

del pensamiento oculto.

Ni siquiera el temor a lo desconocido,

cancela la boca abierta a la experiencia

del primer beso que ha de sellarla.

 

A veces pienso que la inconsciencia

es la mejor medicina contra los males

que han de arribar marchitando la flor

de la ilusión primera, y mientras

se visten rosados tus pómulos de miel,

contemplo, emocionado, el encuentro

con el pasado, lejano en el tiempo

y, sin embargo, actualizado hoy,

gracias al candor con el que retiras

ese mechón que me impediría ver

todo el sublime encanto de tu impoluta belleza.

 

Muchacha del sombrero de rafia:

algo de mí, revive al contemplarte.

¡Juventud en flor!

¡Quédate por siempre impresa en mi retina!

 

 

Fotografía de David Dubnitskiy

 

domingo, 5 de octubre de 2025

 



RVDO. D. JESÚS MANUEL LADA TUÑÓN, MSC (†)

 

 

Siempre tu sonrisa, Chuso, amigo,

venía a nuestra mente cada día

a pesar de la daga que te hería

haciéndote pasar tanto castigo.

 

Eran tus homilías puro trigo

sembrando la Palabra, melodía

recitada como una sinfonía

compuesta con tu vida, fiel testigo.

 

En el Cielo los ángeles te acogen

recordando aún esa dulzura

emanada de ti para los otros.

 

Es justo premio para los que escogen

ser modelo de paz y de ternura,

como fuiste también para nosotros.

 

Con este sencillo soneto, quiero dar las gracias a un sacerdote amigo que presidió muchas de las ceremonias de nuestra familia y que era un ejemplo de humildad y buen hacer.

Los cientos de personas que acudimos a despedirle, somos testigos de la simpatía y afecto que despertaba en cuantos tuvimos la suerte de conocerle. D.E.P.

 



 

jueves, 2 de octubre de 2025

 

HAIKUS DEL SORPRENDENTE OCTUBRE

 

 

Cómo me gusta

la floración tardía

de mis rosales.

 

Mal repartidas

se hayan las riquezas...

y las tormentas.

 

Todas las hojas

resisten por el miedo

a la caída.

 

Cogí, soñando,

mi infancia de mochila.

Iba al colegio.

 

Por estas fechas,

los mayores tenemos

un año más.

.

Fotografía de Nicolás Ventosa

 

 

domingo, 28 de septiembre de 2025

 

SUELO DE CRISTAL

 

 

Da tregua al calor la lluvia fría,

vistiendo de otoñal ocre

el alma misma. El recuerdo

gozoso se resiste a olvidar

 momentos repletos de poesía.

 

Al girar la noria de la vida,

lleva el cangilón

que me soporta, el agua

del que un día emergí

para contemplar la creación toda.

 

Es locura luchar contra el tiempo

que te arrastra y, sin embargo,

preciso hacer frente

al destino inexorable

que un día me acunó entre rosas.

 

Tropezar sin perder el equilibrio

será el secreto para avanzar

sobre el suelo de cristal,

frío y transparente

que soporta mi existencia.

 

Entre sombras y luces,

contemplo el azul entre las nubes

y vuelvo a sonreír, como aquel niño

que, imitando a Neptuno,

cabalgaba vencedor sobre las aguas.

 

Fotografía de Santos Pintor Galán.

 

jueves, 25 de septiembre de 2025

 

EL CURANDERO POETA

 

(Obra teatral en tres Actos)

 

ACTO PRIMERO

(En el salón del hogar de Germán y Lupi)

 

LUPI— ¡Qué dolor! ¡Esto es inaguantable, Germán! Estoy dolorida desde el flequillo hasta el dedo gordo del pie. Esto no hay quien lo aguante.

GERMÁN—Cariño, ¿te has tomado el ibuprofeno?

LUPI— Ya voy por el tercero y como si nada. Me voy a intoxicar con tantos analgésicos y antiinflamatorios. Debo tener el hígado para el arrastre y no veo mejoría por ninguna parte.

GERMÁN— Si te parece pedimos cita previa y que te eche un vistazo doña Casilda.

LUPI— A mí esa mujer ya no me vuelve a ver más. Me pide siempre un análisis de sangre y una radiografía para, al final, decirme que todo está correcto y que lo que me pasa son cosas de la edad. Que si la artrosis... que si el reuma... que si el cambio de tiempo... para acabar recetándome ibuprofeno, paracetamol y que los vaya alternando, y yo, Germán, no estoy ya para tomar la alternativa ni para que me toreen. Hay que buscar otra solución.

GERMÁN— Dime entonces qué hacemos. ¿Se te ocurre alguna otra cosa?

LUPI— Me estoy acordando de Marisa, la cajera del supermercado. En cierta ocasión, cuando vio que casi no podía llevar el carro, me recomendó visitar al "curandero poeta", un hombre que vive como un anacoreta a dos kilómetros de Vencedilla de la Marquesa. Verla con náuseas y predecir que en ocho meses sería madre, fue todo uno, me dijo la cajera, y eso sin tocarla ni un pelo. Solo le dijo: "En el mundo hacen falta / que nazcan mejores hombres. / Te ruego que no te asombres / si en meses tu vientre salta”.

GERMÁN— Pues sí que tenía buen ojo el curandero ese. ¿Y está muy lejos Vencedilla de la Marquesa?

LUPI— A dos horas en coche, pero las daremos por bien empleadas si me recompone un poco.

GERMÁN— Que por mí no quede, Lupi. Vete pidiendo audiencia y cuando diga, nos vamos a ver a ese caballero.

 

 

SEGUNDO ACTO

 

(En la habitación de una casa semiderruida, a las afueras de Vencedilla de la Marquesa, rodeados de multitud de estatuas de Cristos, Vírgenes y Santos, en un ambiente cargado por una multitud de velas encendidas).

 

EL CURANDERO— Pasen y no digan nada, / pues todo mal tiene cura, / aunque la noche sea oscura / está con velas velada.

LUPI— Verá a mí lo que sucede es que…

EL CURANDERO— ¡Chsss! Solo con verla detecto / el mal que causa sus males / dentro de poco, los ayes / sabrán que curo directo.

LUPI— Pero, ¿no tengo que hacer nada?

EL CURANDERO— Echa una piedra en un pozo, / reza tres avemarías / y en tan solo veinte días / el dolor podrá ser gozo.

LUPI— Parece un tratamiento fácil de cumplir. Buscaré el pozo y haré lo que usted me ha dicho. ¿Qué le debo por la consulta, señor curandero?

EL CURANDERO— No uso medios cruentos / sanando lo que pretendo / pero el efecto va haciendo / un morado de quinientos.

 

TERCER ACTO

(Después de echar la piedra al pozo y esperar veinte días, los dolores de Lupi no cesan y, escocidos por el alto precio de la consulta, deciden pedir explicaciones al curandero)

 

LUPI— Venimos enfadadísimos, porque los dolores no han cesado y creemos que hemos sido objeto de una estafa.

EL CURANDERO— Os faltó tener paciencia. / No elegisteis bien la piedra, / a veces la misma hiedra / tarda en crecer, ¡es la Ciencia!

GERMÁN— Ya nos está devolviendo los quinientos euros si no quiere que le denunciemos en el cuartelillo de la Guardia Civil.

EL CURANDERO— Aquí tenéis el dinero / no soy ningún caradura / pues mis versos son cultura / y curan, os soy sincero.

LUPI— En eso tiene razón / si mis males no sanaron / al menos en mí quedaron / la rima de un tío guasón.

GERMÁN— A mí me pasó lo mismo / y aunque Lupi no curó / noto que por fin logró / sin querer, hacer turismo.

 

Contentos porque sin pretenderlo Lupi y Germán aprendieron a rimar, le dieron una buena propina al curandero y fueron en busca de una farmacia a comprar ibuprofeno.

 

 

FIN