domingo, 6 de julio de 2025

 

EL CAMBIO CLIMÁTICO

 

 



(Obra teatral en tres Actos)

 

ACTO PRIMERO

(Charla  informativa del Presidente de una Diputación a los Alcaldes)

 

Presidente—Buenos días, estimados Alcaldes, que habéis acudido desde todos los puntos de la provincia. El motivo de haber solicitado vuestra asistencia a esta charla no es otro que el de informaros sobre la enorme importancia que representa para el futuro de la humanidad, el fenómeno conocido como “Cambio climático”, del que seguramente muchos de vosotros ya habréis oído hablar. No obstante, en atención a los que no hayáis prestado suficiente atención al tema, os diré, que la acción del hombre está destruyendo nuestro Planeta, de manera, que de continuar así, en pocos años será imposible la vida para las nuevas generaciones. Además……(bla,bla,bla)……………No es de recibo que la temperatura del planeta aumente sin cesar, debido al efecto invernadero, producido por la emisión a la atmósfera de gases nocivos…(bla,bla,bla)……………Por si esto fuera poco, la polinización está en franca regresión….. (bla, bla, bla) ….La tasa de natalidad disminuye y  la despoblación es un hecho…(bla,bla,bla)… Los recursos hídricos con los que contamos son limitados…. (bla, bla, bla)…..¿Qué quiero decir con esto? Pues que cada uno en su municipio debe de tomar cuanto antes acciones conducentes a evitar esta catástrofe de dimensión mundial.

(Todos los Alcaldes aplauden entusiasmados con “Vivas” al Presidente y más cuando este comunica que antes de despedirse se ofrecerá un vino español)

 

ACTO SEGUNDO

(De vuelta a casa, un Alcalde y su Secretario, comentan la charla)

 

Alcalde— ¿Te has enterado bien de todo lo que ha querido decir el Presi?

Secretario—Mayormente, me he enterado de todo. Ya tengo hechos varios cursillos en la capital sobre el cambio climático y la madre que lo parió.

Alcalde— ¡No sabes cuánto me alegro! Porque yo, la verdad, ahora mismo tengo un revoltijo de cosas en la cabeza, que no sé, no sé….

Secretario— Tranquilo, Donato. ¿Para qué estamos los secretarios? Lo importante en estos casos es reunir en el gimnasio a los cien que acudirán y hablarles bien clarito del problema.

Alcalde—No sabría por dónde empezar ni qué decirles. Ya sabes que yo de cultura sé poco y que si soy alcalde es porque me puso mi cuñada en las listas. ¡Recuerda el puesto que tiene en el Partido!

Secretario—No te preocupes, Donato. Tú, como alcalde, me das la entradilla y ya me encargo yo de hablarles de una forma llana para que todos me entiendan.

Alcalde—Vale. Así lo haremos. ¡Si la gente supiera la responsabilidad que lleva consigo  un puesto como el mío!

 

TERCER ACTO

(En el gimnasio del pueblo, abarrotado de público)

 

Alcalde—Queridos convecinos. Nos hemos reunido hoy aquí, para informaros de un asunto que preocupa a toda la humanidad y al presidente de la Diputación en particular, y que no es otro que “El cambio climático”. Es tan preocupante la situación, que tenemos que tomar medidas cuanto antes para combatirlo o de lo contrario nos vamos todos a tomar… vientos a la farola. Pero de esto os hablará mejor el secretario.

Secretario—El tema es jodido, pero jodido, jodido. Está tan mal la cosa, que por el bien del pueblo, nos hemos visto obligados a poner unas reglas de obligado cumplimiento y que paso a leeros a continuación:

1ºA partir de ahora, no se concederán más licencias para hacer invernaderos, así se evitará su efecto. Me entendéis ¿no? Muerto el perro, se acabó la rabia.

2º Hay que ahorrar agua como sea, por tanto queda prohibido bañase o ducharse en casa. Nos bañaremos todos en el pilón del Evilasio, por turnos. Primero las mujeres que gastan más jabón y luego los hombres.

3º Si alguno tuviera la necesidad de ventosear, que se aguante cuanto pueda, y si es de suma necesidad, que lo haga con pedo silencioso de expulsión contenida. Estos gases son de los más nocivos que se conocen.

4º No todo van a ser restricciones. Nos han recomendado que para evitar la despoblación lo que tenemos que hacer es polinizarnos. Cuanto más mejor, sin importar la edad, el estado civil ni el momento.

 

(El público que había permanecido con el ceño fruncido escuchando las anteriores reglas, prorrumpió en una sonora ovación al terminar de leer el secretario esta última obligación).

 

FIN

 




 

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