LA REFORMA
Crónicas de mi Periódico 3 de agosto de 2017
PEATONALIZAR
Este asunto de peatonalizar calles, nos
resulta altamente gratificante cuando leemos o escuchamos la noticia en algún
medio de comunicación. Acostumbrados a soportar continuas subidas de todo tipo
de impuestos municipales, en pro de una ciudad más habitable, nos sentimos
embargados de una íntima satisfacción, al saber que nuestros dineros se emplean
¡por fin! en obras provechosas y que otra calle de nuestra querida ciudad, se
incorpora a las que ya gozan del Paraíso idílico de las no contaminadas.
Luego, cuando la obra llega a su
término, después de unos cuantos meses de inevitables molestias (¡qué se le va
a hacer!), nos damos cuenta de que ese Paraíso soñado, no es tal. La
contaminación química, aquella que todos deseamos eliminar, no comienza a
disminuir hasta las once de la mañana, hora en que los camiones que abastecen a
las tiendas dejan de actuar. Procure, hasta esa hora, no pasear confiadamente
por esas calles, bajo grave riesgo de morir atropellado. Después, también ha de
hacerlo con precaución, pues en alguna de ellas, la circulación de taxis está
permitida, amén de la lógica presencia motorizada de policías o de ambulancias
¡Faltaría más! En el resto de la jornada, no acabe de confiarse, pues durante
todo el día, los sufridos ocupantes de los garajes de la zona, pueden hacer uso
de su legítimo derecho a utilizarlos. Posiblemente, sea este colectivo el más
afectado. Ellos, han visto vulneradas las originales condiciones de compra,
pues cuando adquirieron su vivienda en un emplazamiento céntrico con garaje
incluido, nunca pensaron que para acceder a él, tendrían que hacer, día tras
día, una yincana, a velocidad reducida, sorteando peatones de mirada
sorprendida, algunos de los cuales les dedican epítetos, no necesariamente
cariñosos. En su recorrido, también han de salvar el obstáculo del cada vez
mayor número de terrazas instaladas. Estas, amenizan el descanso de los vecinos
con las más variadas conversaciones que sustituyen (no sé si ventajosamente),
la contaminación química por la acústica.
Muy a tener en cuenta es también el
impacto que sobre el pequeño comercio tiene la peatonalización. Algunos
comercios se ven obligados a cerrar, porque no todo el mundo tiene la energía
suficiente para cargar con sus compras y así, mientras el centro de la ciudad
languidece, las Grandes Superficies situadas en el alfoz, se frotan las manos.
Otra de “las ventajas” de la
peatonalización, se evidencia en los días de lluvia. El pavimento de estas
calles, no tiene la consistencia del asfalto y el trasiego diario de los
camiones de reparto, provocan ondulaciones y baches que son charcos o piscinas,
cuando la lluvia hace acto de presencia.
Con estas premisas, ustedes pensarán que
soy enemigo de la peatonalización. ¡Nada más lejos de la
realidad! Como a cualquier españolito, me gustan todo tipo de mejoras que hagan
mi espacio vital más saludable, eso sí, siempre que las consecuencias negativas
que conllevan, no me afecten y, por el momento, mi calle no figura en la lista
de las que el ayuntamiento piensa dedicar a “uso exclusivo de peatones”.
Otro tanto me sucede/nos sucede, cuando
se habla de nuevas zonas verdes. Hasta la plantación de un solo árbol, merece
la aprobación general, aunque su ubicación se realice en un minúsculo espacio
entre dos coches aparcados en batería. Lo malo es que el arbolito crece y crece
y ya conozco a un amigo al que el ramaje impide conocer si es día o de noche.
Todos contentos, menos él, que paga una elevada factura de consumo eléctrico
que se elevará, considerablemente, cuando se vayan cerrando las centrales
nucleares. Pero de este tema, ya hablaré en otro momento. A ver si para
entonces, antes de opinar sobre lo que a cada uno nos conviene, somos un poco
más solidarios.
Ya he vuelto de vacas... con nostalgia pero feliz de leeros a todos. Un abrazo
ResponderEliminarSiento que lo bueno dure tan poco, pero piensa que, si a unos has dejado tristes, a otros nos haces felices. Abrazos.
ResponderEliminarMe gusta el juego que se observa en la crónica. Es muy sutil e inteligente. Besos.
ResponderEliminarEl viento me llega con internet y no siento su caricia. Ya conoces la razón. Disculpa. Agradezco tu comentario que me sirve para reforzar mi criterio: Sí a peatonalizar y sí a las zonas verdes, pero con criterios razonables y no para dar gusto a determinados colectivos. Deseo que mis besos te lleguen con prontitud.
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