jueves, 20 de septiembre de 2018


LA REFORMA
Crónicas de mi Periódico                       20 de septiembre de 2018

LOS  PLÁSTICOS

Conocidos desde la antigüedad, los plásticos, como tales, comienzan su andadura en el siglo XIX con la vulcanización del caucho y desde principios del XX , con el descubrimiento de la baquelita. Desde entonces, se cuentan por miles los plásticos que cada día se incorporan a nuestra vida cotidiana y por millones las aplicaciones que nos hacen vivir con mayor bienestar. 

Desde el punto de vista químico, son compuestos orgánicos sintéticos o semisintéticos procedentes del petróleo, de alto peso molecular, formadas por cadenas de polímeros.  Resistentes, flexibles, limpios, baratos, impermeables y fáciles de fabricar, han ido abriendo constantemente el abanico  de sus aplicaciones, a medida que se conocían sus ventajas. Desde el inicial nailon al archiconocido plexiglás, el celofán, los vinilos, etc. etc., cada uno de ellos encontraba un lugar apropiado en “el mundo feliz” que sustituía ventajosamente a los demás materiales preexistentes.

Estas sustancias usadas para casi todo poseen, además, una cualidad propia de los mismos dioses: la inmortalidad, o al menos, la longevidad que les hace prácticamente eternos. Y esta cualidad que parecía hacerles enormemente atractivos, se ha convertido con el tiempo en su peor defecto. ¡Son prácticamente indestructibles! Cabe preguntarse si a ninguno de sus inventores se le ocurrió advertir que materiales así no deberían existir al presentar tan obstinada resistencia al reciclaje. Recientes estudios constatan que el plástico supone el 80% de la contaminación marina, necesitando algunos de ellos más de quinientos años para su natural desaparición.

Decía don Miguel Delibes que vivir setenta u ochenta años estaba muy bien, pero que vivir mucho más tiempo nos resultaría terriblemente aburrido por buena que fuera nuestra salud, ya que lo vivido, como la historia o la moda, se repite a intervalos regulares de tiempo.

No sé si los plásticos, una vez desechados de su original uso, sentirán este aburrimiento, lo que sí que estoy seguro es de que aburren a los que asistimos a su indestructible presencia y no digamos nada de la fauna marina que muere engañada al tratar de digerir tan sugerente pitanza.

El gobierno de turno, que siempre mira por hacer la vida de los ciudadanos tan desagradable como pueda, ha iniciado una campaña cuyos efectos consideran la panacea para disminuir el consumo de las bolsas de plástico y, ahora, nos alivian el bolsillo de la odiosa caderilla cúprea, que teníamos destinada para el cepillo del santo de nuestra devoción. Por algo se empieza, pero alguna medida mucho más seria habría que tomar para que las ingentes cantidades de plástico en desuso, no acaben con nosotros después de haber exterminado a las ballenas.

Y, mientras escribo este alegato, yo, estúpido de mí, utilizo cada vez más el dinero de plástico.




2 comentarios:

  1. Excelente reseña! Es increíble la cantidad de plástico que utilizamos, y ojalá como dice se tomen medidas para disminuir el plástico.
    Y ser precavido o cauto no lo hace ser estúpido, en ese caso la mayoría lo seríamos...
    Adiós.

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  2. Gracias por su comentario, amigo anónimo. Estoy de acuerdo con usted en que se deben tomar medidas para disminuir el consumo de plástico y otras más severas, añadiría, para que los ya utilizados no fueran desechados sin ser sometidos a un profundo y meticuloso proceso de reciclado. En ello nos va la subsistencia del planeta. Gracias y buenas noches.

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