domingo, 28 de abril de 2019



NOTRE  DAME


Un espacio del alma llora, silenciosamente.
Sobre los tejados, la llama amenazante
que nunca debió ascender tan alto,
se yergue ufana, poderosa, desafiante,
hasta destruir la aguja de esperanza.

Arden mis recuerdos de París
y el denso humo amenaza con asfixiarme
a kilómetros de distancia,
a segundos en el recuerdo
de una tarde primaveral
en la que el cielo de París
era azul, radiante y primoroso.

Sobre las ruinas, se alzan indemnes
dos torres como dos enormes piernas
para seguir caminando pese a los daños,
pese al implacable paso de los años,
casi como yo, o tal vez, como casi
la mayoría de nosotros.

Se nace una vez y se renace cada día.

Notre Dame de París: espero tu reconstrucción
para que mi alma recupere el equilibrio.



NOTRE DAME

Un espace de l´âme pleure, en silence.
Sur les toits, la flamme menaçante
qui  ne devrait jamais monter si haut,
elle se dresse fière, puissante, défiante,
jusqu´à détruire l´aiguille de l´espoir.

Mes souvenirs de Paris brûlent
et la fumée dense menace de m´étouffer
en kilomètres de distance.
en secondes dans la mémoire
d´un après-midi de printemps
dans lequel le ciel de Paris
était bleu, rayonnant et exquis

Sur les ruines, elles s´élèvent indemnes
deux tours comme deux énormes jambes
pour continuer à marcher malgré les dégâts,
malgré le passage implacable des années,
presque comme moi, ou peut-être, comme presque
la plupart de  nous.

On est né une fois et on renaît tous les jours.

Notre Dame de Paris: j´attends votre reconstruction
pour que mon âme retrouve son équilibre.


Traducción de María José Martínez Girón

2 comentarios:

  1. Maravilloso poemario que denota tristeza, esperanza y un gran alma de poeta. Hemos llorado por París, pero los recuerdos son indestrctibles.
    Siempre, siempre, nos quedará París .
    Un abrazo, Carlos.
    Esmeralda

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  2. Buenos días, querida Esmeralda. Muchísimas gracias por tu bello comentario. Efectivamente, la desolación causada por el incendio nos sume en multitud de recuerdos, pero nos fortalece en la esperanza de contemplar de nuevo esta joya reconstruida. ¡Siempre nos quedará París! Y a mí me quedará, además, la amistad de una amiga entrañable. Abrazos, Esmeralda.

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