jueves, 26 de marzo de 2020



TRAS EL CIELO DE URANO

Fue en este mismo blog, el 1 de diciembre del pasado año, cuando publiqué una reseña sobre la presentación de este libro, acontecimiento que tuvo lugar en la Sala Revilla de nuestra ciudad. Su autor, Antonio José López Serrano, tuvo la deferencia de brindarme la oportunidad de que fuera yo quien presentara su nueva novela, hecho por que le estaré eternamente agradecido.

Y es que, Antonio José, es un escritor de reconocida valía, que recibió en el 2015 el Premio Miguel Delibes de narrativa por "Los hijos de Pelayo" primera parte de su trilogía "Los Caballeros de Valeolit". Autor de otras muchas publicaciones, el escritor cambia de registro con esta nueva novela, pasando de la novela histórica a un relato de Ciencia ficción asentado sobre unas bases científicas y en un relato futurista, seguramente, posible.

He querido que sea el propio autor el que nos anime con un pequeño texto, a la lectura de su novela:

"Tras el cielo de Urano es una novela de ciencia ficción en el sentido más clásico de la palabra. Su protagonista, Íñigo Cortés, capitán de un convoy de viajeros, sufre un accidente con toda su tripulación mientras se aprovisionaba en el planeta Urano. Los colonos, viajeros con destino al exoplaneta KOI-4878-01 de la Constelación del Cisne, no quieren regresar a la Tierra, por lo que el viaje continuará hasta alcanzar su objetivo. A lo largo del camino se encontrarán con múltiples obstáculos; unos proceden de los mismos compañeros de viaje, y otros se encuentran en la lejanía y la oscuridad que rige en las fronteras del Sistema Solar y más allá.

Mi pretensión cuando la escribí era la de contar una novela sencilla de conquista y de acción, de aventuras en el sentido más pleno y auténtico de la palabra. Ahora, cuando miro el resultado, creo que lo he conseguido con creces. Es un buen relato y una buena historia, y creo que lo es por mérito de los escritores de ciencia ficción que desde sus libros del pasado me han inspirado. De ellos es el éxito.

Creo que debo a Julio Verne el creerme la historia. Verne es un maestro buscando combinar la ficción con la realidad. Cuando el lector se sumerge tanto que percibe el relato como real, entonces la novela funciona. También debo a Asimov el interés y el deseo por hacer un relato bien fundamentado desde el punto de vista científico. No es un relato mágico, sino científico y cotidiano. Por eso, a los amantes de la ciencia ficción, pero no de la literatura fantástica, gozan con sus páginas, incluso me piden más, cosa que agradezco.

También debo a los clásicos como Galdós, Dickens o Hugo la necesidad de construir personajes profundos. La ciencia ficción no debe ser superficial, pues está construida por personajes  que sienten y padecen de verdad, que sufren, se enamoran y mueren en la cotidianeidad de la vida. No quise escribir un relato donde el protagonista fuera un ser invencible, al contrario, Iñigo Cortés es un hombre sensible y corriente que simplemente quiere ser cumplir con su deber, aunque le cueste la felicidad. Por eso el relato funciona, es clásico.

No abundan las explosiones, sino los sentimientos, las emociones y la vida.

Quizás por esa razón habrá una segunda parte... Algún día".




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