JAVIER MARÍAS (†)
El pasado once de septiembre nos dejaba,
tempranamente, Javier Marías (1951-2022). Traductor, escritor y miembro de la
Real Academia Española de la Lengua desde 2008, fue ensayista y autor de
numerosas novelas dentro del género que se ha dado en llamar el hibridismo genérico, obteniendo en la
mayoría de sus publicaciones un gran éxito de público y crítica.
Recibió numerosos galardones entre los que destaca
el venezolano "Rómulo Gallegos", por primera vez concedido a un
español, y el "Fastenrath" de la Real Academia Española. En 2012 fue
galardonado con el Premio Nacional de Narrativa, concedido por el Ministerio de Cultura español, pero,
tras agradecer la gentileza por su concesión, no lo aceptó por "rechazar
toda remuneración que proceda del erario público", con lo que demostró su
entereza moral.
Como lector, soy un apasionado de la obra de Javier
Marías, habiendo leído varios de sus libros. Precisamente de su novela
"Berta Isla", publicada en 2017, hice una crítica literaria en este
mismo blog, el 15 de julio de 2018, crítica que ahora reproduzco como un
modesto homenaje a su persona.
BERTA
ISLA
Este es el título de la última novela del excelente escritor Javier
Marías, que junto a Todas las almas, Negra
espalda del tiempo y Tu rostro mañana,
cierra la tetralogía del llamado “Ciclo de Oxford”.
La trama gira en torno a la agitada vida de Tomás Nevinson, un
hombre hijo de española e inglés, que domina perfectamente ambas lenguas y que
además es un aventajado en la imitación de acentos. Estas cualidades no pasan
desapercibidas para los Servicios Secretos británicos, que le incorporan a sus
filas como espía. A partir de este momento, Tomás, aparecerá y desaparecerá de
la vida que comparte con su mujer, Berta Isla, haciendo que la convivencia
entre ambos sea intermitente, e inesperados sus encuentros, puesto que el
secreto que preside la vida del espía así lo justifica.
Berta se convierte, pues, en una nueva Penélope, que ha de acomodar
su primitiva idea de gozar de un matrimonio convencional a vivir en la
incertidumbre de los espaciados encuentros. Por su parte, Tomás, que desempeña
un trabajo que no desea realizar, se convierte en un fantasma con necesidades
amorosas, y tiene que probar su identidad cada vez que se reúne con su esposa,
mientras que esta acepta el rol que la vida le depara, admitiendo que el hombre
que la visita es realmente su marido y que, pese a la fragilidad de la
relación, entre ocultaciones y secretos, es una mujer paciente y fiel, como si
el vivir en continua espera le hubiera hecho adicta a esa situación.
Las Malvinas, el Ulster, son escenarios donde se desarrolla la acción de este espía que,
como otros, debe ganarse la confianza de aquellos a los que más tarde
traicionará. Este modo de actuar hará que Berta se plantee la moralidad de su esposo, con quien tiene en sus
encuentros, conversaciones en las que él no puede revelar nombres de personas
ni situaciones. El destino ha sido cruel con él: se ha fijado en su persona por
sus cualidades y le ha abocado a una vida semiclandestina, con continuas
desapariciones.
El relato, salpicado con la aparición de personajes presentes en
novelas anteriores de la tetralogía, no impide conocer lo esencial de la
novela, aun sin haber leído las anteriores.
La utilización de la narración de la vida del espía en tercera
persona es un buen recurso, como también resulta muy efectivo el relato en
primera persona que Berta hace sobre su peculiar modo de vivir, siempre en
vigilia. A destacar el placer que produce la lectura de un texto muy bien
redactado por uno de los mejores escritores con los que cuenta nuestro país en
el momento actual. De aquí deducirán ustedes que, encarecidamente, recomiende esta
publicación.
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