jueves, 15 de septiembre de 2022

 

LA TORMENTA

 

 

 

 

Un calor sofocante asfixiaba la mañana

azul total, de pleno estío.

Sobre el cálido lecho humedecido

relucían nuestros cuerpos

seguros, turgentes, divisando la claridad matinal,

saboreando la dicha de nuestra relación:

un oasis de paz y de sosiego.

 

Sobraban miradas y palabras, al menos eso creíamos,

porque con tan solo mirarnos, penetrábamos

uno en el otro,

sin dolor,

el corazón y el alma,

abiertos de par en par en pura entrega.

 

Un cúmulo insignificante dibujó su blancura en la ventana,

quizás pudo ser un comentario banal

sobre un asunto olvidado, no lo recuerdo,

la causa que ocultó el azul en el balcón de tu mirada.

Aumentó a un mismo tiempo

junto al tono de voz, la blancura

que inundaba el firmamento.

Entre reproches, la ropa ocultó

tus formas a mi vista, tornándose en gris ceniza

la palidez de las nubes que crecían sin cesar.

 

Yo no callaba. Y se llenó de improperios la mañana.

Confundiéndose con el estrépito de la ducha,

cayeron las primeras gotas.

Cerré el ventanal para proteger la estancia,

aunque no pude evitar

que, el chaparrón de acusaciones mutuas,

inundara el dulce tálamo.

Un relámpago alumbró la crispación

de nuestras caras enfrentadas.

Supongo que dijiste "adiós"

cuando el trueno hizo vibrar los muros del amor,

y tembló el quicio de la puerta

tras el desencuentro.

Las nubes se vaciaron con fuerza inusitada,

y abrí de nuevo la ventana

para sentir la frescura del agua, el olor a ozono,

a tierra mojada, que tanto me recordaba

los instantes gozosos con mi amada, mientras en silencio,

meditando, preparaba mi discurso reparador para

cuando ella volviera y la tormenta escampara.

 

Fotografía de Santos Pintor Galán.

2 comentarios:

  1. Relato enfocado en esa asiduedad que en verdad sucede tal cual lo indicas. Eres un maestro profesor. Particularmente me agrada , tu mente es fidedigna a la perfección. Gracias. Bona nit.🤗🧠

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    1. Muchas gracias por tu comentario, amigo/a, que has sabido interpretar muy bien el desarrollo de las dos tormentas, la meteorológica y la pasional. Como se puede intuir, ambas, a pesar del estruendo y de la fuerza del agua, acabarán pasando. Te deseo una noche de dulces recuerdos. Tal vez añores esa Plaza Mayor. Abrazos.

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