jueves, 15 de diciembre de 2022

 

REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXVIII)

 

 

Bebedor empedernido, lo mismo bebía Lambrusco dell´Emilia, como Cigales de la Teodora o un Ribera de la Domitila. Todo dependía de la taberna que tuviera más cercana.

He colocado un extintor junto al televisor y en un mes ya lo he recargado tres veces.

En una Clínica de Estética, me han eliminado las bolsas de los ojos por 200 euros. Ahora he visto que en los supermercados las venden por 0,15. No sé si serán las mismas.

Era muy guapa pero los hombres no podían piropearla porque, al verla, se quedaban de piedra.

Se alegró mucho cuando la prensa especializada dijo de él que "había sacado petróleo", al marcar un gol en la única incursión que realizó en el área del equipo oponente, pero luego tuvo que pagar el Impuesto de Hidrocarburos.

En rehabilitación consiguieron, después de sufrir una caída, que pudiera levantar el brazo derecho. Ahora me encuentro en la cárcel acusado de fascista.

Al nacer, le pusieron por nombre Genoveva, para que de mayor no hiciera botellón.

En la feria de la vida, los niños no tienen la culpa de que los adultos nos estemos cargando el Globo... terráqueo.

No estuvieron muy afortunados los organizadores de un Concurso de manualidades para mayores de ochenta años, al titularlo: "Ahora o nunca".

Dijo que se iba a la guerra y todos aplaudieron su valentía, pero en realidad se dirigía a su casa. Su suegra vivía con ellos.

La vez que viajó en avión a América no dejó de comer en todo el trayecto. Era muy estricto con los horarios. Siempre comía a la misma hora.

Alguna feminazi ha puesto un anuncio en el ascensor de mi casa, que dice: "Señoras vecinas, os comunico que la portera automática no funciona". Alguien ha escrito a continuación:  "¡Qué vido tan perro!".

 

 

 

 

 

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