LA VIDA DE MAGÍN PUERRO
-III-
Cuando
llueve en la montaña
los
días discurren lentos.
Sin
discusiones ni cuentos
con
nadie tienes peleas,
me
aburría, no te creas,
aunque
hiciera mil inventos.
A
veces, gracias al sol,
con
sombras imaginaba
que
con amigos hablaba
y
con amigas reía.
Todo
era fantasía
de
la mente que soñaba.
Comencé
cuidando vacas,
luego
me dieron ovejas,
cerdos
también, mis orejas
se
fueron recalentando
de
tanto bicho cuidando
y
allí empezaron mis quejas.
No
es justo—dije—,señora,
teniendo
el mismo jornal
haga
oficio de zagal
de
mil especies distintas
sin
contar que las retintas
tienen
tendencia al trigal.
“Que
poco sabes, Magín,
de
la vida y sus secretos,
seamos
los dos discretos
y
aumentaré tu soldada
sin
dinero, pues frustrada,
están mis labios inquietos”.
Genial siempre interesante!
ResponderEliminarMuchas gracias.Atte Lucy.
Mil gracias, Lucy. Recibo tu bello comentario con gran satisfacción, alegrándome que el halago proceda de una buena amiga colombiana. Sinceros abrazos.
EliminarMuy bonito. Felicidades una vez más
ResponderEliminarY una vez mas, muchas gracias por tu gentileza, amable lector/a. Saludos.
EliminarMuchas gracias por tu gentileza de escribir lo que describes de ese sitio tan interesante.
ResponderEliminarGracias a ti, amable comunicante, por leer mis publicaciones. Abrazos.
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