LA VIDA DE MAGÍN PUERRO
-IX-
"Te
doy la razón, muchacho,
y
si haces como piensas
veré
si me recompensas
trabajando
con tesón.
Aquí
tienes el mesón
con
sus surtidas despensas".
Por
el dueño contratado,
me
fui presto a la cocina
como
si fuera la mina
que
tendría que picar
tratando
de ocultar
una
ignorancia supina.
Tuve
suerte, lo confieso,
pues
Julia, la cocinera,
pronto
sospechó que era
un
infiltrado patán;
mas
calló pues un galán
viene
bien a una soltera.
Ella
me hacía las salsas
mirándome
de reojo,
por
si le echaba yo el ojo
a
su redonda figura.
¡Creía
la criatura
que
en el amor yo era flojo!
Iniciado
el galanteo,
sin
rubor la pellizcaba,
gritando
cuando notaba
sobre
su piel golfería,
aunque
ella no sabía
que
la receta anotaba.
Muy pillo, se salvó conla cocinera. Simpática parte de la historia
ResponderEliminarLa vida de un pícaro, siempre es una sucesión de circunstancias azarosas. Magín, de momento, parece tener suerte. Gracias por comentar. Saludos.
EliminarEs muy picara, pero muy bonito el de la cocina es más picara .Soy Begoña
EliminarLa picardía define la esencia de Magín que demuestra su condición de tal entre fogones. Gracias por comentar esta secuencia, Begoña. Abrazos para una feliz tarde.
EliminarSimpático y picaresco.
ResponderEliminarMuchas gracias. amable lector. Saludos,
Eliminar