SOL DE INVIERNO
Brillaban los alcornocales
en el rubor de la mañana,
encendidos.
Sobre la grupa de lo que soy y
de lo que aspiro,
desciende un escalofrío
partiéndome,
súbitamente, el pensamiento.
Sol de invierno dibujado en tu
rostro
confuso, casi olvidado en el
recuerdo
latente, enigmático desde el
encuentro
feliz, en el calor del estío,
en la amable caricia del viento
otoñal.
¿Cómo pudo suceder una
separación tan brusca?
Y ¿cómo puede retornar tan de
repente la esperanza?
Me admira la bonanza de este
invierno crudo
que me incita a la fantasía.
Apenas algunos restos de brasa
candente
reavivan rescoldos que no pudo
apagar
el tiempo, ni el duro bregar de
la vida.
En tu llamada había ecos de
otros
instantes vividos,
deliciosamente vividos
cuando el ardor se hacía patente
en cada mirada.
Hoy, quisiera que fuera ayer,
disfrazado el cuerpo de juvenil
cadencia
deslizando la tibia mano por el
cuerpo
tendido ante mí, saciando el
deseo oculto
que alimenta la esperanza del
elixir perfecto.
Mientras te espero en la
pradera,
cerca de los alcornocales,
me invade la nostalgia.
Nada será igual, lo sé y, sin
embargo, espero.
Fotografía de Magaly Paredes Alcalá
Bellísimo poema, así pasa.
ResponderEliminarEfectivamente, en la vida nos aferramos a los recuerdos bellamente vividos y queremos revivirlos en cuanto nos es posible. Gracias por comentar. Saludos.
EliminarSinda Romero
ResponderEliminarUna belleza y la ilustración, genial
Felicitaciones 👏 👏
Muy agradecido por tu felicitación, Sinda, te envío un fuerte abrazo y deseo continúes siendo parte activa de mi blog.
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