FÁBULA DEL ÁRBOL DEL AMOR (Cercis siliquastrum)
Nacido por la fortuna de que una semilla encontrara
el terreno apropiado, el pequeño plantón fue creciendo hasta convertirse,
pasados unos años, en un llamativo ejemplar de cinco metros de altura. Durante
este tiempo tuvo ocasión de contemplar las especies vegetales adyacentes y de
conocerse a sí mismo, notando la manera en la que las estaciones modificaban su
estructura.
Siendo un joven arbolito notaba en su interior la
pujante fuerza de la primavera, que en pocos días, cubría sus desnudas ramas de
precoces flores de color rosa que precedían al nacimiento de unas hojas
acorazonadas de una intensa tonalidad rojiza, lo que le otorgaba una hermosura
ensalzada por cuantos le contemplaban.
Lejos de ensoberbecerse, nuestro árbol se mostraba
complaciente con cuantos animalillos del bosque buscaban su amparo para
protegerse de los ardientes rayos del sol en el verano o actuando de natural
paraguas cuando la lluvia hacía acto de presencia. Muchos de estos seres
vivientes se preguntaban, si la manera tan generosa de comportarse de este
vegetal, no tendría que ver con el contorno de corazón que poseían sus hojas.
Llegado el otoño, el árbol acogió con humidad, cómo
sus hojas languidecían y su brillante color rojizo se tornaba en otro de
cromatismo amarillento y, aun así, daba gracias a que con ese matiz, contribuyera a que la gama de colores otoñales del bosque
fuera todavía más diverso y hermoso.
Cuando las hojas fueron desprendiéndose de las
ramas, sintió que las fuerzas le abandonaban, pero en su interior se sintió
satisfecho de que pudieran servir de abono para otras especies vegetales
vecinas.
Desnudo y expuesto a los rigores invernales, jamás
perdió la esperanza de con un nuevo ciclo volvería a recobrar la pujanza
pasada.
MORALEJA: Vive siempre esperanzado. Entrégate a los
demás, soportando con dignidad los vaivenes de fortuna que el destino te depare.
Un bello relato, que inspira. Siempre nos debe mover el amor y la esperanza, nunca darnos por vencidos
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo contigo. Con la esperanza de que descanses esta noche y tengas un bonito domingo, te envío un cariñoso abrazo.
EliminarHace dos años planté dos Cercis. Mis pobres niños han soportado las temperaturas extremas y la durísima sequía. Pero ahí están, como el ave fenix, como yo... renaciendo.fenixcomomyodurísimls
ResponderEliminarMe alegra saber que "tus niños" están creciendo y que bien pronto te ofrezcan sombra y color. Todo esfuerzo tiene su recompensa. Gracias por hacer el mundo más bello.
EliminarQue hermosas palabras,las flores son muy lindas asi debiamos el ser humano estar tan optimista como esa flor. Begoña Santidrian.
ResponderEliminarLas flores de este árbol son muy lindas como bien dices, Begoña. Me consta que tú también lo eres y alegras con tu sonrisa el jardín de mis amistades.
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