PASAJES DE "LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS" (101)
CAPÍTULO
VII
Se
acerca
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―¿Y
las ranas? ¿No has echado la caña? Podrías intentarlo para que Tinín viera cómo
un hombre sabe ganarse la vida ―dije halagándole, para que no continuara con el
monólogo.
―Lo
siento por tu hermano, pero he decidido volver a casa sin probar suerte. Las
ranas que hoy descabezaría, las dejo para futuras madres de todas las que
amenizarán con su croar el regato cuando me encuentre en París.
―Lo
de marcharte, ¿lo das por seguro? ―pregunté.
―Todavía
no está decidido; lo he de hablar con mis padres. Lo que es seguro es que mi
tío llegará para fiestas, porque esta mañana Remigio, el Correo, nos ha traído
un telegrama.
―¿Qué
es un telegrama? ―preguntó Tinín, curioso.
Como
mi primo ya ejercía de profesor conmigo, no le importó añadir un nuevo alumno
al que transmitir sus conocimientos, y pacientemente explicó:
―Son
unas pocas palabras que van escritas en tiras de papel blanco pegadas sobre
fondo azul; se leen muy bien porque son mayúsculas. El telegrama decía así:
«SALGO DE PARÍS. LLEGARÉ PRONTO. ANDRÉS». Al conocer la noticia, hasta la cabra
se ha puesto contenta, porque mi tío Andrés siempre va con el dinero por
delante y eso viene bien a mis padres, pero más contento me he puesto yo porque
si mi tío me lleva con él, ¡se acabaron las miserias!
Tras
pronunciar estas palabras, mi primo se quedó estático mirando al cielo, soñando
a pleno día, mientras los labios dibujaban en el rostro una sonrisa que contrastaba con el semblante
taciturno con el que nos había recibido
en el jaral.
Siempre
ocurría igual. Cuando Jeremías desembuchaba aquello que le inquietaba cambiaba
la expresión del rostro, adquiriendo sus ojos un brillo especial que le
impulsaba a la toma rápida de decisiones, haciendo que, de repente, pasara de
la meditación melancólica al activismo más furibundo, llevando a la práctica lo
primero que se le ocurriera, que muy bien podía ser lo contrario de lo que opinara
minutos antes.
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Fotografía de Nicolás Ventosa López
Suerte Jeremías.
ResponderEliminarMuchas gracias. Yo siempre se la deseo, porque Jeremías no merece ser tan desgraciado. Feliz fin de semana.
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