jueves, 14 de noviembre de 2024

   LAS FINANZAS DE BARTOLO

 

 

 

(Obra teatral en tres Actos)

 

 

ACTO PRIMERO

(En el despacho del director de una conocida

entidad bancaria)

 

BARTOLO— Buenos días. ¿Se puede?

EL DIRECTOR— Pase y siéntese, por favor, don...

BARTOLO— Bartolo Paniagua, para servirle.

EL DIRECTOR— Encantado de conocerle, don Bartolo. Ya me ha indicado mi secretaria que un caballero deseaba conocerme para invertir unos ahorrillos.

BARTOLO— Así es, señor Director. Tengo una pequeña cantidad de dinero ahorrada, repartida en varias entidades bancarias y quisiera unificarla en su Banco, teniendo en cuenta las condiciones que publicitan en el exterior.

EL DIRECTOR— ¿De qué cantidad estaríamos hablando?

BARTOLO— De unos quinientos mil euros, que pueden ser más cuando venda unos terrenos que tengo en el pueblo.

EL DIRECTOR— ¡Enhorabuena, amigo! Ha dado usted con el Banco apropiado. Acogiéndose a nuestra oferta de cuenta "Banca Azul", por ese dinero le podríamos dar un 1%, que llegaría al 2% si la cantidad total llegara al millón, además de una tarjeta de crédito y acceso a nuestra web on-line, todo ello totalmente gratis.

BARTOLO— ¿Tendría comisión de mantenimiento?

EL DIRECTOR— En absoluto, don Bartolo. Mientras yo sea el director de esta sucursal, usted no pagará ninguna comisión. Es una atención personal que tengo con clientes VIP, como usted.

BARTOLO— Siendo así, cuente con un cliente más.

EL DIRECTOR— Excelente, amigo. Yo me encargaré de todo. No obstante necesito que me firme las correspondientes autorizaciones y los contratos de la nueva cuenta, de la tarjeta de crédito, de la autorización on-line y otras minucias.

(Una hora más tarde, después de haber firmado no menos de treinta veces)

EL DIRECTOR—Bueno, pues ya lo tenemos todo. Considere esta entidad como su propia casa y si tiene algún problema, no dude en acercarse hasta nuestra entidad, en donde será convenientemente atendido.

BARTOLO— Gracias, muchas gracias.

EL DIRECTOR— De nada, don Bartolo. Ha sido un placer.

 

 

ACTO SEGUNDO

(En la misma entidad bancaria, seis meses más tarde)

 

BARTOLO (dirigiéndose a una empleada)— Buenos días. Desearía hablar con el Director.

EMPLEADA—El Director no se encuentra en la Oficina y no creo que regrese en toda la mañana, pero no se preocupe que yo estoy aquí para resolver sus dudas.

BARTOLO—Verá, señorita, hace seis meses que deposité mi dinero en la cuenta "Banca Azul" y todavía no he recibido los intereses y me han cargado un dinero en concepto de "comisión de mantenimiento".

EMPLEADA— "Banca Azul"..."Banca Azul"... ¡Ah, sí! Era una cuenta que tuvimos hace un tiempo, pero que ya no existe. Su depósito habrá sido transferido a una libreta de ahorro, "La Libreta Blanca", que no produce interés alguno, de ahí que no haya recibido ninguna remuneración y, por supuesto, esta cuenta lleva una pequeña comisión de mantenimiento.

BARTOLO— ¡Pues sí que estamos bien! ¿Y cómo es que no me han avisado?

EMPLEADA— Eso supondría haberle enviado una carta y le hubiéramos tenido que cobrar el sello. Nosotros miramos por el dinero de nuestros clientes.

BARTOLO— ¿Existe algún medio de que no me cobren la comisión de mantenimiento?

EMPLEADA—¡Naturalmente! Sólo tiene que domiciliar la nómina.

BARTOLO— Siendo así... Mañana la domicilio aquí. Adiós y gracias.

 

 

ACTO TERCERO

(En el mismo lugar, otros seis meses después)

 

BARTOLO (visiblemente enfadado se dirige a un empleado)— ¡Quiero hablar con el Director!

EMPLEADO— Por favor, señor, baje el volumen de voz. En este momento no tenemos Director porque estamos en un proceso de reestructuración de nuestra red de oficinas bancarias. Pero yo le puedo atender. ¿Qué desea?

BARTOLO— Deseo saber por qué me siguen cobrando la comisión de mantenimiento en "La Libreta Blanca", si ya domicilié la nómina.

EMPLEADO— Es que desde hace unos meses, la domiciliación de la nómina no es suficiente; se necesita hacer un Seguro de Vida, tener domiciliados tres recibos y realizar un gasto mensual con la tarjeta de crédito de, al menos, quinientos euros.

BARTOLO— Pero esto no es lo que yo firmé inicialmente. ¡Me siento estafado!

EMPLEADO— Lo siento caballero, pero son normas que nos vienen de arriba y yo no puedo hacer absolutamente nada.

BARTOLO— En ese caso, mañana mismo retiro el dinero.

EMPLEADO— Puede hacerlo cuando desee, pero le advierto de que el coste de un cheque bancario es de trescientos euros.

BARTOLO— Pues lo saco en efectivo.

EMPLEADO— Si decide hacerlo así, tardaremos unos días en tenerlo disponible.

BARTOLO— ¡Me da igual! Me lo llevaré aunque tenga que contratar una furgoneta.

EMPLEADO (hablando a Bartolo en tono paternal)— Piénselo bien. No debería decir yo esto, pero todos los bancos hacemos lo mismo. Además, fuera, en el barrio, hay gente que puede enterarse de que tiene dinero en casa y... Compréndalo cada vez hay más ladrones...

BARTOLO (enfadadísimo y confuso abandona la entidad mientras masculla)— Ya sé que hay ladrones fuera. Ahora he comprendido que también los hay dentro.

 

FIN


                                                 

domingo, 10 de noviembre de 2024

 



LA NOCHE

 

   

 



Aquí, en la oscura noche

en donde vivo oculto,

manejo a mi modo el recuerdo.

Actualizo la distancia y el tiempo pasado

imaginando el nombre

que me ensueña, esfumándose y

presentándose como una aparición

en el lindero de mi vida

como algo que sucedió y aún está pasando.

Revivir la nostalgia, es morir

sin haber muerto.

 

Sobre el teclado del ordenador,

pienso y recito a media voz

los versos que compuse

solamente para ti

cuando la primavera, la risa

y el amor, eran la misma cosa.

Flotan en el aire los perfumes

atrapados de recuerdos, los sabores

del néctar de tus labios que libaba

a cada instante, como esencia de vida,

mientras acariciabas mi pelo,

y, encendido, dibujaba tu contorno con mi mano.

 

En la oscura noche, todo es posible.

Evoco sin rencor la despedida,

el triste adiós y el desencanto.

Quizás fue bueno no morir de amor entonces,

para seguir muriendo ahora, a cada instante,

cuando la noche y su negrura

me oculta la bóveda celeste

y, sin embargo,

cara al amanecer, tendré que ver

el cielo como el alma, hecho jirones,

antes de cerrar mis ojos y entregarme

a la noche sorprendente de mis sueños.

 

Fotografía de Nicolás Ventosa López

Santa Pola (Comunidad Valenciana)


 


jueves, 7 de noviembre de 2024

 

FÁBULA DE LA JIRAFA SOLIDARIA

 

En muchas regiones de África, el monzón africano, con su pertinaz lluvia, inunda sabanas y pastizales durante más de cuatro meses. “Yuca”, una jirafa joven y esbelta soportaba la difícil situación, agravada por el hecho de encontrarse en los últimos días de gestación.

A la luz de la Luna, amparada por la presencia de sus congéneres, se recostó cerca de unas acacias y parió un hermoso ejemplar al que bautizó con el nombre de “Titán”, al que desde el primer momento dedicó todos sus cuidados. El recién nacido se refugiaba entre las patas maternas con ese instinto natural  que tienen los animales para protegerse de sus depredadores, en este caso, leopardos y hienas manchadas.

Con el paso de los días, Titán fue creciendo y robusteciéndose de forma tal que destacaba por su altura, cualidad, sin duda, debida, a los genes heredados. Durante todo este tiempo fue recibiendo sabios consejos de su madre como el de no alejarse mucho del grupo de los mayores o el no comer demasiado cuando el alimento escaseaba, para dar oportunidad a que sus jóvenes compañeros, de menor alzada que él, tuvieran la oportunidad de saciar su hambre. Al llegar a la edad adulta, Titán era la jirafa más alta de su familia, con un cuello que superaba con creces los dos metros  y una estatura tan elevada que le permitía alcanzar los tallos a los que otros no llegaban.

Valiéndose de la lengua y del labio inferior prensil atrapaba su alimento pero sin que nunca ramoneara de los tallos situados a inferior altura, con el fin de no privar de comida a jirafas no tan altas.

Seguir el consejo materno le hizo granjearse el aprecio de todos y gozar así, de la empatía de la manada.

MORALEJA: Sé solidario. Para vivir no necesitas tanto.

 

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

 

HAIKUS DEL FRÍO QUE VIENE

 

 

Viene noviembre

con tragedias y muertes.

¡Qué mal empiece!

 

A veces pienso,

¡qué será de las hojas

en suelo frío!

 

Hoy, san Martin,

apenas treinta días

y san Andrés.

 

Días menguantes

como el compás abierto

de mis andares.

 

Un mes y poco

para que el Niño llegue

en Navidad.

 

 

Fotografía de Joaquín de Jaudenes Ortuño