jueves, 30 de enero de 2025

 

NIEVE DE ENERO

 

Cuando nieva, el tiempo parece entretenerse

sin querer avanzar.

A ritmo de vals,

bailan los copos de nieve,

dubitativos antes de tomar tierra;

 esta tierra en la que desaparecerá,

más pronto que tarde,

la aventura que partió de nubes algodonosas,

una mañana, a finales de enero.

Nieva sobre los blancos almendros y

sobre el negro asfalto de la ciudad.

Cada vez que nieva, sin poderlo evitar,

siento un retroceso temporal a la infancia.

En el recuerdo, los copos tenían

la blancura total de la inocencia primera,

se moldeaban a impulsos de manos inexpertas,

volaban prestos buscando el objetivo

de un compañero de juegos

 y, finalmente, abandonados, se desvanecían

envejecidos en pequeñas montículos,

hasta su completa desaparición.

Hoy, la nieve me traslada al momento pasado

de la blancura impoluta, aquella que nunca debí perder

con el paso de los años; aquella que era

blancura fugitiva, sin reparar,

 que acabaría ennegrecida

esperando el fatal deshielo.


Fotografía: Joaquín de Jáudenes Ortuño.

 

domingo, 26 de enero de 2025

 

PASAJES DE “CÉCILE, AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA” (107)

CAPÍTULO X

La Ambición

 

 

 

……………………………..

Don Augusto quedó tan satisfecho por la acogida que, amén de pagar la minuta, rascó con la uña la pintura del recibidor de la notaría y, queriendo agradecer a mi padre la deferencia que iba a tener con él al día siguiente, afirmó solícito:

―Don Álvaro: el tiempo y la luz solar han degenerado los colores de esta pared. Le voy a mandar unos operarios para que, en un plis-plas, esta estancia recobre el colorido primitivo. Y, por supuesto ―añadió―, no tendrá que abonar cantidad alguna.

Los datos recopilados por mi padre y la generosidad demostrada por don Augusto, hicieron que mi progenitor se esforzara, en fechas posteriores, en quedar con el pintor para intercambiar impresiones. Aprovechando la coyuntura de inscribirle como socio en el Círculo de Recreo, los salones de tan noble institución fueron testigos de las animadas charlas entre ambos. La espontaneidad y el agradecimiento de un alma sencilla, deslumbrada por las atenciones de un notario, hicieron que el soriano contara su vida y milagros. Unas veces directamente y otras dando rodeos, mi padre quedó enterado de los humildes orígenes de su interlocutor, de su trabajo incansable en los años de juventud, cuando recorría los pueblos limítrofes a lomos de una caballería, y de su posterior bonanza económica, que le habían llevado a adquirir, amén de las ya conocidas naves, varias fincas en su pueblo natal, todas ellas de gran valor al poder ser regadas por el río Manzano. También supo que tenía dos hijos, de nombre Arsenio y Severino, y que ambos estudiaban Derecho con gran aprovechamiento.

―En la actualidad les llamamos Cuco y Nino. Cuando les bautizamos, yo me empeñé en que llevaran el nombre de los abuelos, pero, aunque mi mujer, en un primer momento, consintió, al mudar de fortuna le parecieron poco finos y me obligó a nombrarles como le he dicho. Por cierto, que ella, de pila Tomasa, con la bonanza también dice a sus parientes y amistades que la llamen “Tasina”.

                                                                                          …………………….

jueves, 23 de enero de 2025

 

FABÚLA DE LOS VEGETALES SOLIDARIOS.

 

Un famoso arquitecto tuvo la genial idea de adornar con árboles y arbustos de diferentes especies, el espacio central que separaba la iglesia, de un convento de frailes. Ambas estructuras diseñados por él, habían recibido un importante premio por su avanzado concepto arquitectónico.

Sobre dos parterres situados a izquierda y derecha de la puerta del convento, mandó plantar especies tan diversas y, según él, tan armónicamente complementarias, como un magnolio, un peral, un carrizo de la pampa y un abeto en el lado izquierdo; situando en el lado derecho, plantones de bambú, acebo, el árbol del amor y un bello ejemplar de secuoya.

Entre ambos jardines se situaba un pequeño estanque alimentado por una semioculta fuente que mantenía constante el nivel del agua. El estanque poseía una pequeña extensión de tierra firme. Allí, el insigne arquitecto indicó que debía crecer un sauce llorón, que dotaría al conjunto de singular belleza.

Todos los vegetales fueron creciendo a su ritmo, pero el sauce lo hizo a mayor velocidad, de manera que, en pocos años, adquirió gran altura, descolgándose sus ramas en una maravillosa cabellera verde que por sí sola llenaba el espacio central y constituía el foco de atención de cuantos visitaban el convento. Consciente de su esplendor y ensoberbecido por esta circunstancia, el Salix babylónica se reía de las especies vecinas a poco que el aire moviera cadenciosamente sus ramas.

Sin embargo, una extraña enfermedad hizo que al arrogante sauce tuvieran que cortarle la mayor parte de las ramas hasta reducirlo a un pequeño tocón que apenas emergía del agua y del que brotaban unas pocas ramificaciones. Durante este penoso proceso, sus vecinos vegetales, lejos de alegrarse de su desgracia le ofrecían el resguardo de sol y del viento, en la medida de sus posibilidades, a la espera de que el disminuido sauce recuperase la frondosidad primitiva.

MORALEJA: Muéstrate solidario con los que estén pasando malos momentos, a pesar de que estos te hayan ofendido.

domingo, 19 de enero de 2025

 

OCURRIÓ EN SAN VALENTÍN

 

 

 

Concluir la carrera de Ciencias de la Información y encontrar donde ejercer la profesión, resultó, en mi caso, una cuestión sencilla. Siendo mi hermano columnista en uno de los mejores diarios nacionales, supo cómo buscarme acomodo en el rotativo, aprovechando la circunstancia de una jubilación en la sección de "Ecos de Sociedad". Con  mis pocos años, teniendo por delante un futuro prometedor, fue imposible dominar mi  "Ego",  y así , tras comprarme un sombrero estilo Bogart y dejarme crecer la barba, conseguí tener  una mesa reservada en un conocido café frecuentado por literatos y  artistas de toda índole. Allí desayunaba y desde allí observaba, manteniendo el periódico desplegado, las entradas y salidas del variopinto personal que se daban cita en aquel lugar; recurso con el que pretendía aportar noticias a mi columna diaria en el periódico.

Entre la multitud de personas que iba conociendo e identificando, gracias al camarero, una joven llamó poderosamente mi atención. Destacaba, además de por su estilizada figura, por el glamur que desprendía en cada movimiento y por el exquisito gusto con el que se vestía. Mi admiración al contemplarla no hubiera pasado de la simple curiosidad, si no hubiera sido porque cada día, volviéndose hacía donde me encontraba, me obsequiaba con una tímida sonrisa. En esos cortos intercambios visuales, pude apreciar un rostro hermosísimo y una boca que parecía dibujar la palabra "amor" en cada sonrisa. De la curiosidad pasé al embelesamiento, cuando el tiempo que dedicaba a observarme, aumentaba, y la sonrisa pasaba de tímida a explícita. El resultado fue que acabé enamorándome de ella, como un idiota. Aquella mujer me fascinaba de tal manera que soñaba con el momento matinal en el que sus ojos me buscarían...

Estaba decidido a terminar con esta situación, hablar con ella y acabar con la ansiedad que me consumía, pero fue ella quien se me anticipó. Una mañana, se acercó con una rosa en la mano hasta donde me encontraba, se sentó a mi lado, apartó suavemente el periódico tras el que me parapetaba y hablando con estudiada voluptuosidad me dijo: "He esperado al día de los enamorados para decirle que siento una atracción irresistible hacia usted. Leo su crítica literaria en el periódico y es tal la riqueza del vocabulario, la sensibilidad con la que describe la personalidad de los protagonistas y la prosa poética con la que impregna todo el comentario, que más de una vez, me he sentido destinataria de sus artículos".—Hizo una pausa, antes de proseguir, cuando ya retenía mi mano entre las suyas— " Créame, usted , sin querer, me ha seducido con sus publicaciones. Desde el título hasta la firma: Augusto de Armendáriz y Fernández de Lozoya, es de una grandiosidad extrema"— . Concluyó con los ojos llorosos.

Augusto es mi hermano— respondí, con un hilillo de voz—, yo me llamo Ricardo.

La muchacha, dio un respingo en el asiento, con evidente desagrado, se deshizo de mi mano, abandonó sobre la mesa la rosa, y sin decir palabra, regresó a la barra junto a sus amigos. Nunca más volví a verla.

 Durante un tiempo conservé la rosa entre las páginas de un libro, hasta que pétalos y recuerdos, se marchitaron.

 

jueves, 16 de enero de 2025

PASAJES DE”LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (107)

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

 

 

…………………… 

Puede que la camisa a cuadros que vestía aquella tarde Jeremías fuera la de «pon», porque, aunque remendada, tenía los colores más vivos que la de «quita» de por la mañana. Por primera vez en todo el verano, cubría las piernas con un bonito pantalón largo color crema que, a causa del crecimiento, no llegaba a taparle los tobillos. Todo su cuerpo exhalaba una penetrante fragancia a lavanda. No había duda: mi primo se había duchado y perfumado a conciencia, consiguiendo que la piel de su cara y brazos le reluciera como si los hubiera encerado. Descendiendo por las sienes y la frente, rizos de negro cabello impregnados en brillantina, enmarcaban esa mirada altiva con la que Jeremías contemplaba al mundo como si le estuviera diciendo: «Algún día, serás mío».

Con la barriga repleta tras zamparse las almendras garrapiñadas del Tío Catorce, no dudó en aceptar también las mías, según la estratagema prevista, y sin esforzarse «ayudó» a Tinín, ventilándose buena parte del algodón caramelizado del pequeño.

―No se me está dando mal la tarde ―comentó, llevándose la mano al vientre―; y esto es sólo el principio, porque cuando llegue mi tío voy a dejar los puestos temblando.

Imaginando los puestos sin existencias, Jeremías estuvo a un tris de tropezarse con un muchacho que, sentado en el bordillo, se deleitaba aspirando el humo de un cigarrillo. Al verle, le esquivó, saludándole campechanamente con una pregunta que era una obviedad:

―Chimenea, maricón, ¿qué estás haciendo?

A lo que el Chimenea respondió, sacudiendo la ceniza del cigarro:

―Joder, ¿no lo ves? Estoy fumando y haciendo tiempo hasta que lleguen los de «la pedida».

―¡Anda, mi madre! ¡Es verdad! ―dijo Jeremías, llevándose las manos a la cabeza―. Estaba entretenido comprando almendras a mis primos y no me he acordado que ya es la hora de «la pedida». ¡En qué estaría pensando!

Y se despidió de su amigo con un apresurado:

―Hasta luego, Chimenea, ya nos veremos.

                                                                                       ……………………..

                                             

domingo, 12 de enero de 2025

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-XIX-

 

 

No pasaron ni dos días

cuando en el Ayuntamiento

dieron el consentimiento

para abrir el chiringuito.

Para el Alcalde Benito:

“lugar de conocimiento”.

 

 

Con suerte nos designaron

para jefes de taberna.

Una invisible linterna

iluminaba el camino

para cambiar nuestro sino

a felicidad eterna.

 

 

Dejó de ser el pajar

el nido de los amores.

Sin pretensiones mayores

nos cedieron una casa

de ventanales escasa

propiedad de unos cantores.

 

 

Pusieron la condición

de vez en cuando ensayar

para poder afinar

sus voces para la Fiesta.

Aceptamos la propuesta

si no había que pagar.

 

 

María y yo comenzamos

a trabajar en enero

y terminando febrero

el personal no cabía,

pues el bar ya no podía

albergar tanto tripero.

    

jueves, 9 de enero de 2025

 

ROSA DE INVIERNO

 

 

 

Hoy he contemplado la triste imagen

de una rosa aterida por la escarcha,

encerrada sobre sí misma:

la corola, chamuscada por el frío,

el pedúnculo, a duras penas,

sosteniendo su estructura.

Era una rígida estatua

encapsulada por el hielo,

impotente ante el destino fatal

que le aguardaba.

Más grato hubiera sido

oler su fragancia en primavera,

admirar desplegados sus pétalos al viento tibio,

quedar extasiado ante el porte erguido,

radiante en el vergel de las flores hermosas.

¡Has nacido en el peor momento,

delicada criatura!

¡Ay dolor de no nacer a tiempo!

Como el primer amor, has quedado

frágil en el recuerdo: frío cristal

en el desván de la memoria.

 

 

Fotografía de Santos Pintor Galán

 

domingo, 5 de enero de 2025

CONVERSACIONES CON ÓSCAR (XIX)

 

Las bajas temperaturas son un aliciente para estar un par de horas entretenido y cobijado en una Sala cinematográfica. En la cartelera de un multicine, la película “Conclave” nos pareció la opción más interesante y, debo decir, que acertamos plenamente.

El filme dirigido por Edward Berger está basada en la novela homónima de Robert Harris y son sus principales actores: Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow, Isabella Rossellini y Grian . F. O´Byrne.

El título del thriller nos adelanta el argumento sobre el que gira la proyección. Tras la muerte de un Papa, en este caso repentina, debe reunirse el electorado cardenalicio para elegir a su sucesor. Por ciertos detalles, (como el de una calculadora), se deduce que está ambientada en los años 70-80 del siglo pasado.

Sin apenas exteriores, la acción transcurre entre la Casa de Santa Marta, residencia de los cardenales convocados para la ocasión, y la Capilla Sixtina, que como todo el mundo sabe, es el tradicional espacio en el que tienen lugar las votaciones. Pese a ello, la película resulta absolutamente entretenida. Desde la llegada a Roma de los cardenales hasta la elección del sucesor de Pedro, las intrigas, la formación de grupos de opinión enfrentados por los diferentes rumbos que debe de tomar la Iglesia, la ambición de algunos por alcanzar el papado, los sorprendentes descubrimientos de la anterior vida de algún purpurado, la admisión con derecho a voto de un cardenal in pectore, elegido por el Papa recién fallecido, etc. etc. Hacen que el espectador vaya interesándose por el metraje, a medida que, votación tras votación, nadie alcanza la mayoría necesaria para ser designado Sumo Pontífice.

Con un final sorprendente, que no revelaré, la interpretación del cardenal Lawrence, Decano encargado de dirigir el Cónclave (Ralph Fiennes), así como la Superiora de las Hermanas responsables de la intendencia (Isabella Rossellini), son maravillosas en un conjunto de actores que no desentona en absoluto. Por cierto, la fotografía es extraordinaria.

Por tanto, os recomiendo el visionado de esta cinta, en un periodo vacacional en el que películas de mucho menor calado, opción preferente para un público más joven, se publicitan en las carteleras de nuestros cines.

jueves, 2 de enero de 2025

 

HAIKUS DEL NUEVO AÑO

 

 

El Año Nuevo

entre nieblas comienza

de mis recuerdos.

 

¡Qué pronto pasa!

La vida son suspiros

de dos mañanas.

 

Chopos helados

flanquean el camino

de nieve blanco.     

 

Dime, amigo,

si te apetece andar.

Estoy helado.

 

Los días crecen

como crece la hierba:

muy lentamente.

 

Fotografía de Santos Pintor Galán.