RVDO. D. JESÚS MANUEL LADA TUÑÓN, MSC (†)
Siempre tu sonrisa, Chuso, amigo,
venía a nuestra mente cada día
a pesar de la daga que te hería
haciéndote pasar tanto castigo.
Eran tus homilías puro trigo
sembrando la Palabra, melodía
recitada como una sinfonía
compuesta con tu vida, fiel testigo.
En el Cielo los ángeles te acogen
recordando aún esa dulzura
emanada de ti para los otros.
Es justo premio para los que escogen
ser modelo de paz y de ternura,
como fuiste también para nosotros.
Con este sencillo soneto, quiero dar las gracias a
un sacerdote amigo que presidió muchas de las ceremonias de nuestra familia y
que era un ejemplo de humildad y buen hacer.
Los cientos de personas que acudimos a despedirle,
somos testigos de la simpatía y afecto que despertaba en cuantos tuvimos la
suerte de conocerle. D.E.P.
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