LA LOTERIA DEL NIÑO
(Obra
teatral en cuatro Actos)
ACTO PRIMERO
(Conversación
telefónica entre Marisa y su hijo Guillermo)
Guillermo—¿Mamá?
Marisa—Sí,
dime, Guillermo.
Guillermo—Mira,
te llamo para decirte que Pepi y yo pensamos pasar el fin de año en Cancún. La
pobre está muy estresada con el trabajo y a mí me ocurre lo mismo. Necesitamos
unos días de descanso y tomar aire. Nos espera un comienzo de año de aúpa.
Marisa—Pues
me parece estupendo, hijo. Ahora tenéis edad para gozar de la vida.
Guillermo—¡Claro,
mamá! Lo que pasa es que no nos vamos a llevar a los niños y hemos pensado que
la pequeña se quede con los padres de Pepi, Lucía con su tía Lola, David con su
tío Roberto y que Guillermín vaya a vuestra casa. Con quince años ya es
bastante responsable y apenas os dará que hacer.
Marisa—Sin
problema, hijo. Tráenos a Guillermín esta misma tarde y vosotros disfrutad de
la vida.
Guillermo—Ahora
mismo te lo llevo. Mañana cogemos el avión y regresaremos cuando los niños
comiencen el curso
Marisa—Me
parece muy bien. Tu padre y yo no pensábamos salir esta tarde, así que puedes
venir cuando quieras.
Guillermo—Gracias,
mamá. Os lo dejo en el portal, porque no quiero perder tiempo. Estoy
repartiendo niños por toda la ciudad. Un beso para papá y otro para ti.
Marisa—Gracias,
hijo. Que tengáis un buen vuelo y que lo paséis muy bien. Besos para Pepi.
ACTO SEGUNDO
(En
casa de los abuelos. Marisa y Alfonso)
Alfonso—
Marisa, ¿quién ha llamado?
Marisa—
Ha sido Guillermo. Dice que se va a pasar una semana de vacaciones a Cancún con
Pepi y que nos van a dejar esta tarde a Guillermín para que pase estos días con
nosotros.
Alfonso—Así,
¿sin avisarnos antes? Este hijo se debe pensar que sus padres no tienen planes.
¡Precisamente hoy que íbamos a cenar con los Meléndez!
Marisa—Ya
lo sé, Alfonso, pero no vamos a chafarles las vacaciones. Ya sabes cómo es
Pepi. Más vale que nos aguantemos y tengamos la fiesta en paz.
Alfonso—
La fiesta la tendrán ellos, porque ahora estaremos diez días sin salir de casa.
Ya sabes que Guillermín no sabe más que estar con la consola y ver la
televisión.
Marisa—Bueno,
Alfonso, diez días se pasan enseguida. Mira. ya están llamando al timbre.
(La abuela entre grandes
aspavientos saluda a su nieto Guillermo)
Marisa—
¡Guillermín, pero qué guapo estás! ¿Qué crecido te encuentro! Pero, ¿cómo traes
tanto equipaje?
Guilermín—Es
el equipo de sonido, vieja. Ya sabes: el sintetizador, la mesa de mezclas,
algunos instrumentos y todo lo que se necesita para ser un buen rapero. ¡Ah!
tengo que insonorizar con cartones de huevos la habitación. No quiero molestar
a los colegas vecinos.
Alfonso
(hablando entre dientes)—No sé si le
prefería antes cuando se quedaba horas y horas embobado ante el televisor.
Marisa
(en voz baja)—Calla, Alfonso, que no
te oiga el niño. Hagamos lo posible para que sienta cómodo. No vayamos a
tenerla con sus padres.
Alfonso—Lo
que tú digas, cielo.
TERCER ACTO
(Los
abuelos comentan en el salón, mientras un ruido ensordecedor atruena la casa)
Alfonso—Llevamos
seis días sin movernos del salón y cinco llamadas de atención de los vecinos
por exceso de ruido. Ya sólo faltan los municipales.
Marisa—
No seas cascarrabias, Alfonso. El niño tiene mucha imaginación y grandes
cualidades musicales. No debemos interrumpir su creación artística. ¡Calla!,
que parece que abre la puerta.
Guillermín—
"A mí me da pena/ ¿qué pasa con mi
cena?/ No salgo del tajo/ y todo trabajo/ tiene recompensa,/ Quisiera una
hamburguesa/ y también una pizza/ troncos daros prisa/ tengo que estar fuerte/
un nieto como yo es una suerte..
Marisa—Ahora
mismo baja el abuelo al burger y te compra la cena. ¿Quieres algo más?
Guillermín—"Querer tomate, no es mucho
disparate./Nuggets, media docena/completarán la cena/ y también un spray rojo,/
no estoy de antojo".
Alfonso—¿Me
quieres decir, para qué quieres el spray?
Guillermin—"El ambiente es importante/ para ser un buen
cantante./El spray es el apero/ de todo buen rapero./Viejo, ya comprenderás/
que con color cantas más/".
Alfonso—Esto
es una locura, Marisa.
Marisa—
Haz lo que te ha dicho, no vayamos a disgustar al niño. Total, ya sólo faltan
tres días.
CUARTO ACTO
(Guillermo
recoge a su hijo tras venir de vacaciones)
Guillermo—¿Mamá?
Marisa—
Dime, hijo.
Guillermo—Que
baje Guillermín, que no puedo aparcar y aún tengo que recoger a los otros tres.
Marisa—¿Pero
no puedes subir a darnos un beso y contarnos algo del viaje?
Guillermo—
Qué más quisiera yo que tener un rato libre. En el viaje, lo hemos pasado bien.
¿Cómo se ha portado el niño?
Marisa—
Genial, hijo. Es un gran artista muy metido en su trabajo. Los vecinos han
conocido sus canciones y a nosotros nos ha decorado una habitación en rojo y ha
quedado monísima.
Guillermo—Lo
que yo os decía. Tengo un genio en casa. Las molestias que pueda dar las paga
con creces. Bueno, ya baja. Adiós. Un beso. Ya nos veremos.
Marisa—Adiós,
Guillermo. Cuídate. Reparte besos para los niños y uno especial para Pepi.
Guillermo—
Eso está hecho. Nos vemos.
(En el sofá del salón, los abuelos
descansan repanchingados)
Alfonso—
En la lotería del niño, este año no hemos tenido suerte. ¡Si nos hubieran
dejado a la pequeña!
Marisa—
No te quejes, Alfonso. El niño nos ha decorado la habitación pintando en rojo
los cartones de huevos.
Alfonso—
No, si no me quejo. ¡Pero qué manera de comer hamburguesas! Si está unos pocos
días más, nos toca la aproximación al Gordo. ¿Sabes lo que pienso?
Marisa—Dime.
Alfonso—Si
Dios nos da salud, el próximo fin de año nos vamos a una Casa Rural los dos
solitos.
Marisa—
No seas egoísta. La felicidad de nuestro hijo es lo primero y ya sabes cómo es
Pepi.
(Alfonso
se echa las manos a la cabeza, mientras cae el telón)
FIN
Q real CARLOS !! Y divertidisimo , cuanto más avanzada leyendo más m reía !!
ResponderEliminarLa sonrisa es una sensación gratificante, amigo/a Unknown. Deseo que no desaparezca de tu rostro a lo largo de este año 2020 recientemente iniciado. Gracias, por tu comentario.
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