domingo, 1 de noviembre de 2020

 

DÍA DE DIFUNTOS


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Cruzan el cielo nubes violáceas

sobre la ciudad desperezando sueños

de encuentros imposibles.

Solo esperan losas frías,

polvo y ceniza abandonados.

 

En la mente son ágiles cometas,

en la escombrera, estáticas

sombras de tinieblas

en lóbrego humedal de paz perpetua.

 

Un dolor imposible te traspasa,

contemplando el agua que se aleja

con el río de amores y recuerdos,

sabiendo que en la misma dirección

un día, navegarás mañana.

 

Las flores comparten mi quebranto,

musitando con tenues aromas

plegarias que ni yo mismo elevaría.

 

Después, el día se abre en encendidos

rayos de esperanza,

recordando...

que no hay nadie eternamente muerto,

después de que el Señor resucitara.

 

Fotografía del autor


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