Crónicas de mi Periódico 29 de noviembre de 2020
Así era como llamaban al gol más famoso conseguido
por Diego Armando Maradona, futbolista que nos dejó el pasado día veinticinco a
los sesenta años de edad y cuya muerte ha convulsionado a los aficionados del
mundo entero, especialmente a los argentinos.
Maradona era un prodigio como futbolista, y asombró
en su momento, a los incondicionales del fútbol por sus excepcionales dotes
para el manejo de la pelota (como a él le gustaba decir). Si después del óbito
de una persona llega el momento de las alabanzas, omito decir, por numerosas,
las que ha recibido este icono sagrado del balompié. Sn embargo, pocas he leído
o escuchado sobre su desordenada vida y sus adicciones, tan poco
ejemplarizantes para las nuevas generaciones y simpatizantes. Hay opiniones que
se ocultan por no ser políticamente correctas.
Aupado por los ángeles del dibujo, me imagino su
encuentro con Dios Padre Misericordioso: "Vos sos un boludo, Dieguito. Me
regresaste la mano, pero te di otra, dos piernas maravillosas y un cuerpo
pensado para durar más tiempo. ¿Qué hiciste, pive? Diego se habrá sentido
atrapado por la dulce voz de su interlocutor, como todos los enterrados en
Nápoles que fallecieron antes de verle jugar y que según se puede leer a la
entrada del cementerio. "No saben lo que se perdieron", o como
haremos todos cuando llegue nuestro momento, deslumbrados por un Amor, que como
Padre, se olvidará de nuestras flaquezas, nos estrechará contra su pecho y nos
conducirá al maravilloso lugar que nos tiene reservado.
Dejando aparte las creencias que cada uno tenga, lo
cierto es que nuestra sociedad es proclive a ensalzar y adorar dioses de barro.
Hay una total inversión de valores que enaltece al que se ha enriquecido dando
patadas a un balón, cantando baladas, enseñando su anatomía o haciendo mil
corruptelas que proporcionen rápidamente y sin esfuerzo, dinero. Los jóvenes
sacrificados y estudiosos tienen un porvenir oscuro si no emigran a otras
latitudes en donde son reconocidos y convenientemente recompensados. Luego pasa
lo que estamos viendo. Cuando ocurre una pandemia, estamos faltos de personal
cualificado y nos sobran jóvenes sin preparación alguna que eligieron el camino
fácil de ganar un sueldo haciendo cualquier trabajo y que, en tiempos de
crisis, engrosan el paro.
No parece que la ley Celaá vaya a solucionar esta
carencia, cuando se suprimen asignaturas tan básicas como la Filosofía o
la Música y se permite pasar de curso con un carro de suspensos. Que se elimine
el español como Lengua vehicular, es un atropello de tal magnitud que merecería
un comentario aparte, como merecería una reflexión profunda el que se pida una
igualdad fiscal para España, respetando (para no perder los votos del PNV), el
concierto para Euskadi. Yo, que soy un firme defensor de la igualdad, exijo una
Policía Autonómica para las Comunidades que no la tengan y para cada una de
ellas, una inversión equivalente a la que recibirá Cataluña.
Sospecho que no harán caso a mi petición pretextando
que mi comentario no venía a cuento, pues estaba hablando de Maradona. Allí
regreso, y puesto que Dios ha recuperado la mano prestada a Diego, le pido que nos la
eche a los que no conseguimos entender los tejemanejes de los coaligados.
Ilustración de Daniel Pellegata.
Maravilloso Carlos . Ya era hora q se comentara todo " sobre Maradona . Magnifica tu crónica , tus comentarios , son como mis propios pensamientos ; como decimos en Castilla -al pan , pan y al vino ,vino.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, amable lector. Me congratula mucho saber la coincidencia existente entre nuestras maneras de pensar. Y es que la verdad, solo tiene un camino. Te deseo un feliz día. Saludos.
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