DESENGAÑO
Después del amor, se hizo el
silencio,
se cubrió de brumas la mañana,
perdieron los ángeles las alas
desde el momento en que no pude
contemplarte.
Ni rastro quedó del tibio cuerpo,
ni olor que delatara tu presencia.
Apenas hubo luz que me orientara,
con el sentido común
hecho impaciencia
todo fue ansia de ensoñarte,
Calixto yo, tú Melibea.
Me han dicho que te vieron vagar
noches
iluminar como el alba madrugadas
sembrando besos en gente
indiferente
al histriónico canto de sirena.
Ahora me encuentro jugando en la
ruleta
sin números que cambiar puedan mi
suerte.
Perdida sombra soy en el camino
cansado de llamarte sin respuesta...
Si pudiera alejar del pensamiento
el desengaño fatal y su recuerdo,
tal vez pudiera sentir el brío
nuevo
de
otro amor nacido en primavera.
Fotografía de David Dubnistkiy
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