RECONCILIACIÓN
Dejando atrás la bruma y el pasado
me propuse caminar con paso firme,
fundiéndome con flores seductoras
que dejaban sus caricias en mis huellas.
Desoí de los árboles enfermos el desplome,
y de las
hojas marchitas su caída,
me tapé los oídos por no escuchar el trueno
ni la tormenta a mis espaldas,
apurando el paso para no hundirme en el fango.
Tuve sed y angustia, lo confieso,
al atravesar caminos de bordes infinitos.
A cada recodo descubría los nuevos horizontes
tentándome para no concluir mi propósito.
Atravesé desiertos y manglares
soñando con alcanzar la meta
donde imaginaba un ángel esperándome,
allí donde la paz tuviera nido,
allí donde los amaneceres fueran
de púrpura y miel cada mañana...
pero nunca encontré lo que buscaba.
Al fin, cuando agotado y derrotado caí exhausto,
unos brazos de mujer me levantaron,
los mismos de los que, enloquecido, había huido,
ofreciéndome el regazo que anhelaba
dispuesta a
reiniciar conmigo
un camino de huella y aventura...
Fotografía
de Viviana García
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