domingo, 9 de octubre de 2022

 

REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXVII)

 

 

 

No se disgustó mucho cuando supo que el colesterol le había aumentado un 10,7%. Al fin y al cabo, era bastante menos de lo que le había subido el recibo de la luz.

Se casó con un hombre muy espacial. Trabajaba en la NASA.

Cada noche se tomaba una pastilla, no para dormir, sino para la diabetes, debido a que solía tener dulces sueños.

Lo que me ahorro de luz me lo gasto en Mercromina. ¡Qué trompazos me doy por caminar a oscuras por mi casa!

No alcanzaba a coger los melocotones y la ternera le miraba con desprecio. Los pollos estaban por las nubes y el pescado se escapaba de sus manos. No se trataba de una pesadilla, sencillamente había ido de compras al mercado.

Le tachaban de machista por tener una relación con una mujer de Almansa.

Como represalia por el calor pasado este verano, dejó de hablarse con sus primos Julio y Augusto.

Que quede claro que difundir la cultura no es ir tirando por la ventana, hoja por hoja, el libro que estás leyendo.

Si no estamos en guerra, ¿por qué se disparan los precios?

Veía mucho la tele, por eso Dª Remigia dijo, después de hacer una dieta de adelgazamiento, que se le había "deflactado" el vientre. Su marido que permanecía tanto tiempo ante la caja tonta como ella, cuando devolvía un recibo decía que había "procrastinado" el pago.

Seguro que adivinan qué personaje está haciendo méritos para convertirse en el octavo jinete de la Apocalipsis.

"Un líquido untuoso caerá desde lo alto extendiendo la desgracia en el lugar que se creía más seguro. Gritos y lamentos se escucharán. El dragón permanecerá dormido". Me he inventado estos versos atribuyéndoselos a Nostradamus y se los he recitado a mi mujer. Todo, porque se me cayó el aceite de la ensalada en la bragueta. Me parece que no se lo ha creído y me temo que el dragón va a permanecer dormido mucho tiempo.

 

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