FÁBULA DE LA NUBE FATUA
El calor apretaba con fuerza y de manera inusual en
los primeros días de junio. Los trigos, inclinando sus espigas, intentaban
protegerse de una insolación que perjudicaba el tamaño de los granos. A su vez,
las aguas del riachuelo parecían correr
más deprisa que de costumbre para desembocar cuanto antes en el río, a fin de
que, inmersas en una mayor caudal, la probabilidad de evaporar sus moléculas de
agua fuera a su vez menor.
Sin embargo, la evaporación era inevitable y tanto
los cultivos como el riachuelo no conseguían retener la cantidad de agua que
contenían y esta ascendía de manera sutil elevándose varios kilómetros por
encima de la superficie terrestre.
Así fue como se formó una pequeña nube que iba
engrosando su tamaño a medida que el astro rey continuaba con sus ardores
calentando la sumisa tierra y su vegetación. En pocas horas, la nube adquirió
un tamaño nada desdeñable y se balanceaba por los cielos segura de su poderío y
de su continuo aumento de tamaño.
Descubrió, con gran contento por su parte, que era
capaz de ensombrecer grandes extensiones de terreno y creyó ser como un dios
con el privilegio de elegir qué zonas amparaba de los rayos solares y qué otras
las sometía a una evaporación agobiante.
Al cabo de poco tiempo, al adquirir de la forma de
una inmensa coliflor con una gama de blancos y grises espectaculares que
hicieron oscurecer hasta la misma luz solar, se sintió más orgullosa todavía.
Fue entonces, cuando sintió un frío repentino que sacudió su estructura a la
vez que un zigzagueante rayo la atravesó de parte a parte produciendo el
desmoronamiento de todo el vapor acumulado, que se precipitó sobre el suelo sin
que pudiera retener los millones de gotas de agua que regaron abundantemente
cuanto había bajo ella.
La nube vio, con desesperación, cómo se consumía en
unos minutos. El arco iris y, después, un cielo totalmente azul certificaron su desaparición.
MORALEJA: Sé humilde y no presumas de lo que tienes,
porque en poco tiempo puedes perderlo todo.
Fotografía
de José García
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