jueves, 17 de octubre de 2024

 

IMPRESIONES

 

 

Solo sé que soy árbol, sentimiento

nacido de semilla tan liviana,

que al hundirme en la tierra, porcelana

parece ser la savia, que yo siento.

 

El estar arraigado es sufrimiento.

¿No he volar jamás? En la fajana,

aguardo esperanzado la mañana

que ahuyente de la noche, el pensamiento.

 

Los pájaros recorren mi corteza

quitándome el dolor, después sonrío,

si por temer la tala, me abandonan.


Cuando la lluvia llegue, la tristeza

se alejará por siempre del plantío,

en el que mis delirios se sazonan.

 

Fotografía de Joaquín De Jaudenes Ortuño

 

 

 

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domingo, 13 de octubre de 2024

 

PASAJES DE “CÉCILE. AMORIOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA” (105)

CAPÍTULO X

La Ambición

 

 

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Un buen día, me preguntó sorpresivamente:

―Estás enamorado, ¿verdad?

Y antes de que yo pudiera responderle, se anticipó diciéndome:

―Sé que tu contestación va a ser afirmativa, porque no se concibe un poeta que no esté enamorado, aunque el objeto de su amor no sea necesariamente una mujer. La poesía, la auténtica poesía, sólo puede brotar de un espíritu enamorado.

Yo le relaté mis sentimientos hacia Cécile, e incluso le mencioné mis episodios con Arancha, de la que había conseguido librarme gracias a la casualidad, y no porque hubiera tenido el coraje de mandarla a freír espárragos.

―A mí me ocurrió un hecho parecido cuando estudiaba en Madrid, en la Facultad de Filosofía y Letras ―me comentó pausadamente, tras reavivar el fuego que consumía su puro―. Por aquel entonces yo ya tenía echado el ojo a una compañera, que me atraía por su discreta manera de comportarse, y porque en alguna ocasión, cuando me sorprendía mirándola, ella bajaba la vista para luego volverme a mirar de nuevo. Ya te anticipo que esa mujer era Rosario, mi esposa, a la que un día de estos te presentaré, pues es tan tímida que cuando doy clase, ella se retira a su habitación a leer, que es su afición preferida. Pues bien ―dijo, exhalando una bocanada de humeantes vapores―, todos los días, por los pasillos de la Facultad, entre clase y clase, una jovencita se colocaba a mi lado haciéndose la encontradiza y me daba palique. No era fea ni tenía mala presencia, pero me molestaba sobremanera su compañía, porque no deseaba en modo alguno que mi amor platónico creyera que estaba comprometido. No sabiendo qué hacer para que no me acompañara más, aproveché que en su intrascendente conversación se interesara por la rama de Filosofía que yo estudiaba, para devolverle la pregunta con muy mala intención. Y tú ―le dije― ¿de qué rama estás colgada? Comprendo que la pregunta fue una grosería por mi parte, pero sirvió para deshacerme de tan pegajosa compañía. Me dolió lo que hice, pero me sentí liberado. En ocasiones hay que tomar decisiones no apetecibles: “El bien supremo del amor no puede estar cuestionado” ―enfatizó.

Una de aquellas tardes, en que dilucidaba en dónde se encontraba el complemento predicativo de una oración, apareció en la abigarrada habitación que ocupábamos una mujer de unos sesenta años, que tras pedir perdón por la interrupción, nos ofreció unos vasitos de limonada en una bandejita veneciana.

―La tarde se ha puesto muy calurosa. Tal vez la bebida os refresque un poco ―pronunció con un timbre de voz que era todo dulzura, tras apartar con delicadeza varios libros que le impedían depositar la bandeja sobre la desordenada mesa de trabajo.

―Rosario: te presento a mi delfín y futuro gran poeta, Álvaro ―anunció, don Julián, en un tono burlón.

―Encantado de conocerla ―dije, poniéndome de pie.

―Siéntate, hijo y no hagas caso de las chanzas de un viejo rimador de palabras ―respondió, dando un cariñoso pescozón a su marido.

Cuando la mujer hubo abandonado la habitación, don Julián hizo un encendido elogio de su mujer:

―Es una santa y siempre ha tenido conmigo una paciencia infinita. Al poco de conocernos, ya sentía por ella un amor indescriptible. Le gustaba oír de mis labios: “Tú eres mi mejor yo”, que le susurraba al oído sin mencionar que la cita no era mía, sino de Ortega y Gasset. Cuando nos hicimos novios, para no perderla, fingía ser un ferviente católico y le acompañaba a misa todos los domingos, hasta que, seguro de su amor, le confesé que mi devoción era fingida, pues era un republicano convencido y además agnóstico. Ella se quedó por unos momentos pensativa, para decirme a continuación: “Tú también eres para mí mi mejor yo, pero no vuelvas a engañarme. Te acepto con tus virtudes y defectos. Respetaré tus creencias como tú has de respetar las mías”. Y seguimos cogidos de la mano, como si nada hubiera ocurrido. “Puedo asegurarte ―mencionó don Julián con los ojos húmedos― que el mutuo respeto ha sido el secreto de nuestra felicidad. Desde entonces se da la paradoja de que, siendo un agnóstico, duermo abrazado a un Rosario del que rezo cada noche más de cinco Misterios, antes de coger el primer sueño” ―rió pícaramente.

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jueves, 10 de octubre de 2024

 

PASAJES DE”LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (105)

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

  

 

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La busqué por toda la casa, hasta encontrarla en el comedor, sentada en el sillón contiguo al aparador ochavado. Tenía los ojos cerrados, la cabeza recostada sobre un cojín y las manos en el regazo sujetando un libro. En el techo, las sílfides parecían mecerse con los compases de la «Sexta Sinfonía» de Beethoven, que en aquel momento reproducía la gramola. Creyéndola dormida, me acerqué sigiloso por miedo a despertarla, pero ella no dormía: seguramente me estaba esperando. Intuyendo mi presencia, sin siquiera abrir los ojos, comenzó a decirme:

―¿No crees, Alvarito, que la vida es tan bella y tan corta que no merece la pena perder ni un minuto de nuestra existencia en riñas y confrontaciones? ¿Has podido aprehender en estos días de vacaciones siquiera una parte de toda la belleza que dimana de la naturaleza? Dicen que un hombre es tanto más sabio cuanto mayor es su capacidad para captar esa belleza y hacerla suya. Escucha con atención esta sinfonía y podrás percibir con qué sensibilidad Beethoven expresó los sentimientos que le inspiraba la vida campestre. Luego, si lo deseas, la escucharemos de nuevo, y quiero que concentres la atención en el segundo movimiento, en donde se describe una escena junto al arroyo, algo muy parecido a lo que Jeremías, Tinín y tú habéis vivido esta mañana en el regato. Salpicando los compases de la melodía, se pueden apreciar los cantos del ruiseñor, la codorniz y el cuclillo en un pasaje verdaderamente delicioso que te llenará de paz interior. Hijo mío: cuando el alma se encuentra en este estado, no caben los enfados, iras ni rencores, y es absolutamente impensable el insulto, y menos hacia tu hermano.

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domingo, 6 de octubre de 2024

 

CARTA AL AMIGO INVISIBLE (XXIV)

 

 

Querido amigo:

Hemos entrado en el otoño, con la dulce sensación que proporcionan las diversas tonalidades con las que se viste el paisaje y, a la vez, con la triste situación en que se encuentra el mundo, cada vez más empeñado en destruirse a sí mismo.

No hace mucho tiempo, la invasión de Ucrania por parte de Rusia constituía nuestra máxima preocupación; preocupación a la que ahora se añade el conflicto judeo- palestino de Oriente Medio. En un incremento continuo de las hostilidades, en este momento no sabemos si la presencia de nuevos actores hará que el conflicto se incremente hasta alcanzar límites insospechados, Y mientras el derramamiento de sangre y todo lo que conlleva nos acongoja, un iluminado, tramposo y populista en Venezuela ha decretado el comienzo de las Navidades. Es inconcebible que este brote psicótico de Maduro no sea tratado ni siquiera por sus más fieles seguidores en aras del sentido común. Claro, que una buena gratificación acalla las conciencias y puede hacer que admitan que Chávez, en forma de pajarito, se aparezca a su dictador jefe diciéndole, que por el bien de su pueblo, permanezca en el cargo..

No andan muy lejos de este diagnóstico mental el inefable López Obrador y su continuadora Sheinbaum, empeñados en que España pida perdón por la conquista de sus tierras hace quinientos años. Su venganza ha consistido en no invitar a nuestro Rey a su toma de posesión. Es una lástima que estos dos descerebrados no den las gracias a nuestro país por la ingente acción cultural y humanitaria llevada a cabo en su territorio en un momento de la historia en que sus pobladores no tenían siquiera la categoría de personas y que los conquistadores les libraron, entre otros, de las atrocidades de un tal Moctezuma.

La situación política en nuestro país, tampoco es para estar muy contentos. Un aspirante a tirano, que actúa como tal, está empeñado en perpetuarse en el poder a cambio de lo que sea. Se está haciendo con todas las instituciones que le pueden dar la razón en las incontables ocurrencias que surgen en su mente con la finalidad anteriormente mencionada. El Procés, la Amnistía y ahora el Cupo catalán constituyen su obsesión junto a la destrucción de pruebas que involucren a Begoña, su mujer, envuelta en diversos y oscuros manejos. Alimentado su ego por los Medios de comunicación que, en buena medida. están a su disposición, está conduciendo al país a la ruina sin que se atisbe el día en que presente su dimisión.

Hay otros temas ocurrentes que producen abundante información basura, para solaz de los telespectadores, con objeto de desviar la atención de lo que es realmente importante. Estamos hartos de ver los affaires amorosos del Rey emérito, las monjas de Belorado, el exministro José Luis Ábalos, etc. etc. y si lo que deseas es un programa de alto nivel cultural, no te pierdas First Dates.

Me gustaría darte mejores noticias, pero me apresuro a comunicarte estas. Ya sabes que siempre es posible ir a peor.

Abrazos, amigo invisible.

 

 

 

 

 

jueves, 3 de octubre de 2024

 

HAIKUS DEL SIN PAR OCTUBRE

 



Dime, octubre,

por qué tornas rojiza

la parra verde.

 

Escalofríos

siento al ver abiertos

los abanicos.

 

Ya voy notando

acortarse las tardes

a buen ritmo.

 

Sé por el gato,

a mis pies enredado,

que tiene frío.

 

Las dulces uvas

en el paladar saben

a tierra fresca.

 

Fotografía de Nicolás Ventosa López.