jueves, 6 de marzo de 2025

 

       REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXXVIII)       

 

 

Decía que vendía perritos calientes, pero le pillaron con el carrito de los helados.

En ocasiones, quitar los puntos de una herida suele doler. Aunque duele más, cuando los puntos retirados son los del carné de conducir.

Por fin, consiguió ser atlético haciéndose socio del club colchonero. Yendo al gimnasio no había forma de conseguirlo.

A sus 96 años no había perdido una sola pieza de su dentadura… ¡postiza!

Llegaba siempre tarde al trabajo pretextando: “que si el cercanías…”, “que si el autobús…”, “que si los atascos…”, etc. Le despidieron el día que alegó que había venido a hombros de un porteador que tenía límite de velocidad.

Si al visitar el litoral cantábrico sientes un desaforado deseo de comer y de beber, no tienes por qué preocuparte, quizás solo se trate de un pequeño brote de la enfermedad conocida como; “La gula del Norte”.

Se anunciaba como: “Hombre maduro busca esposa” pero no tuvo ningún éxito. Al parecer, más que “maduro”, lo que estaba era “pocho”.

No podía remediarlo: cada vez que en la Póliza del Seguro leía “Prima neta” se acordaba de Simoneta, la hija de su tío Paco.

Cuando viajes en tren, si tienes necesidad de estornudar, lo correcto es decir: ¡Adif! en lugar de ¡Achis!

Los días se pasan a una velocidad increíble. Solo la velocidad con que desparece el dinero de la paga lo supera.

Se autodefinía como ateo, pero jugando al Euromillón, tentaba a la diosa Fortuna.

Según un estudio, el número de calvos sigue aumentando en España. La tomadura de pelo que sufren por parte de los políticos, se apunta como posible causa.

 

 

 

 

 

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