CONVERSACIONES CON ÓSCAR (X)
Confieso que, en las ocasiones en que voy al cine, elijo una proyección exenta de dramatismo o de violencia, que ni de cerca ni de lejos, trate el tema de nuestra Guerra Civil, tan recurrente en la cinematografía española, y que, a ser posible, la Sala esté equipada con sonido envolvente Dolby Atmos. Como ya los telediarios se encargan de ofrecernos una concatenación de noticias a cual más desagradable, al cine acudo para ver y escuchar algo distinto, es decir, películas de las que por su amenidad o calidad tenga constancia previa de que me divertirán o enseñarán sin defraudarme.
Animado por
las favorables críticas de la película francesa "Sobre ruedas"
("Tout le monde debout") asistí dispuesto a concluir el año,
cinematográficamente hablando, con buen pie. Y debo decir, que el acierto fue
pleno. Con un guión muy sencillo, Franck Dubosc, que es a su vez director
primerizo y protagonista de la cinta, ha construido una sucesión de fotogramas
amables, románticos y tiernos que dan paso a una sucesión de momentos gratos,
enormemente divertidos, salpicados de gags de fondo absolutamente limpio que
hacen que la hora y cuarenta y siete minutos de visionado transcurran en un
santiamén.
Como dije antes, la sinopsis no es nada complicada: Jocelyn,
un atractivo empresario, ligón compulsivo(Franck Dubosc) se ve sorprendido,
sentado en la silla de ruedas de su recién fallecida madre, por una
espectacular vecina (Caroline Anglade) a la que trata de seducir desde su falso
estado de minusválido. Las cosas se complican cuando invitado por este pivón,
descubre que su hermana es realmente minusválida. Desde entonces tendrá que
seguir fingiendo su papel...¡No cuento más!
Es una delicia ver la interpretación de los
protagonistas, principalmente de Florence (Alexandra Lamy) que desprende
ternura y sensibilidad a raudales. El reparto está magníficamente completado
con la actuación de Elsa Zylberstein y Gérard Darmon.
Muy a tener en cuenta es la normalizada visión que
de la minusvalía hace el director, sin presentarlo como una fatal manera de
sobrevivir; muy por el contrario, es un canto a la adaptación y a la superación
de aquellos que, por diversos motivos, sufren algún tipo de incapacidad.
El final, totalmente previsible, no resta
credibilidad a esta excelente historia, que os recomiendo ver para iniciar el
Nuevo Año con renovada ilusión.
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