domingo, 15 de septiembre de 2019


¡TE RECUERDO TANTO!



Llueve como no lo había hecho nunca.
Llueve sobre el mojado asfalto,
sobre el campo encharcado y sobre los tejados... llueve.

Hay un triste canto
en cada gota que perfora la atmósfera,
aun antes del violento contacto
con el improvisado pavimento que lo frena.

Un día más pienso en ti,
quizás para sentirme vivo,
para que el doloroso recuerdo
reavive el latido silencioso de mi pecho.

Atrapado, me entretengo dibujando,
pintarrajos y trazos sin sentido
que no dicen nada,
salvo a mí.

Sentada en mis rodillas dibujabas, canturreando,
flores y caras imperfectas.
Estaba seguro de que,
al acariciar tu espalda,
volverías el rostro hacía mí
esperando la aprobación al garabato
con el que consumías tu tiempo y el mío
cuando la tarde se despeñaba
en cataratas al otro lado del cristal.
Recuerdo que la lluvia, entonces,
no tenía la apariencia de lágrimas
desafiantes y frías, casi tétricas,
como las que diviso ahora,
formando peligrosas riadas  que arrasan
cuanto encuentran a su paso.

La lluvia tiene hoy aires funestos
de familias doloridas
que lo han perdido todo,
como yo también te perdí.

El recuerdo agridulce se mantiene vivo,
dolorosamente vivo,
en eterna desesperación.

Mientras tanto, la tormenta no cesa.

Fotografía: Santa Pola (Alicante)



No hay comentarios:

Publicar un comentario