jueves, 3 de septiembre de 2020



CONVERSACIONES DE ALTO NIVEL


(Obra teatral en 3 Actos)
ACTO PRIMERO
(En un bar, tres amigos se reúnen para jugar su habitual partida de dominó)

Basilio—Buenas tardes, compañeros. Vamos a ver lo que me depara la suerte hoy. La verdad es que ayer, se me dio muy malamente la cuestión de las fichas.
Rodolfo—No le eches la culpa a las fichas. Este juego es para inteligentes.
Basilio—Entonces, ponte a jugar al parchís, porque tú de inteligente tienes poco.
Severino—¡Ya estamos! ¿Es que no sabéis estar juntos sin ofenderos?
Basilio—Es este “pringao” que me provoca.
Rodolfo—¡No te digo! ¡Lo que tengo que aguantar!
Severino—Venga, remueve las fichas y vamos a empezar.
( Mientras juegan, Basilio y Rodolfo se enredan en una discusión futbolera)
Basilio—Pues este año, el Madrid no va a tener rival.
Rodolfo—Eso no te lo crees ni tú. En cuanto el Barça se recomponga, no tiene enemigo que le pueda ganar.
Basilio—¡Cuántas tonterías tengo que escuchar! Cuando acabe la liga, el Madrid le sacará diez puntos a los azulgranas. ¿Qué te apuestas?
Rodolfo—No me apuesto nada, porque la apuesta la ganaré yo y tú tienes fama de mal pagador.
Basilio—¡”Dita” sea! Mira quien va a hablar de pagar. Si todos los “culés” sois del puño cerrado.
Severino—¡Ya vale de disputas! Os pasáis el tiempo discutiendo y no estáis atentos al juego. Tú, Basilio, no has cerrado el juego por no poner la blanca doble.
Basilio—No la he puesto, por no desprenderme de mis colores.
Rodolfo—¡Valiente mequetrefe!
( Entre discusiones de qué equipo es mejor, concluye la partida)
Basilio—Hasta mañana. ¡Hala Madrid!
Rodolfo—Nos vemos. ¡Barça!  ¡Barça! ¡Barça!
Severino—¡Hay que fastidiarse con estos dos!

ACTO SEGUNDO
(En el mismo lugar un día más tarde)

Severino—A ver si es posible que hoy tengamos una partida más tranquila.
Basilio—Si yo soy hombre de paz, pero es que Rodolfo me enciende.
Rodolfo—No tengas tanto morro. Aquí el que inicia la gresca, siempre eres tú.
Basilio—Anda, mueve las fichas y vamos al lío, que eres un liante.
(No pasan ni cinco minutos hasta que se inicia una nueva discusión)
Rodolfo—Lo que más me gusta de este Gobierno es cómo se preocupa de la sanidad. Si ahora podemos estar jugando, es porque ha sabido desconfinarnos.
Basilio—Sí. No hace falta más que veas como aumenta día a día el número de contagiados. Con el otro Gobierno nos habría ido mejor. En este país, de toda la vida se ha circulado por la derecha.
Severino—¡Alto ahí! Si empezamos a hablar de política, me levanto y me voy. Ese tema no se toca. No hay asunto que rompa más amistades, que hablar de política.
Rodolfo—Vale, Seve, No te pongas así, pero es que Basilio es la leche. Mira que comparar la sanidad con las normas de tráfico.
Severino—¡Ni una palabra más!—dice, golpeando fuertemente una ficha sobre la mesa.
(El juego continúa sin discusiones hasta que pocos minutos después, una exclamación desencadena otra gresca)
Basilio—¡Miau, dijo el gato! Con este ya llevo tres juegos ganados.
Rodolfo—Poco maullabas ayer, cuando era yo el que gané de calle y no canté, ¡guau, dijo el perro!
Basilio—No vayas a comparar animales. Donde esté la suavidad de un gato que se quiten los perros.
Rodolfo—El perro es el mejor amigo del hombre.
Basilio—Un amigo al que tienes que sacar dos veces al día para que haga sus caquitas.
Severino—¡Otra vez! ¡Se acabó la partida! Así no podemos seguir. Mañana tenemos que poner coto a esta situación.
Rodolfo—Pues hasta mañana. ¡Guau!
Basilio—Nos vemos. ¡Miau!

ACTO TERCERO
(Los tres se reúnen de nuevo en el mismo bar al día siguiente)

Severino—Antes de que comencemos la partida, quiero hablar seriamente con los dos. No estoy dispuesto a que os enzarcéis cada dos por tres en una gresca. A ver, Basilio,     ¿tan importante es para ti el Madrid, los Partidos de derechas o los gatos? Y tú, Rodolfo, ¿es que para ti, no hay más equipo que el Barça, ni más políticos que los de izquierdas, ni más animales que los perros?
Basilio—A mí el Madrid me da igual, no creo en ningún Partido Político y los animales me gustan todos, especialmente los que se pueden guisar en la cazuela.
Rodolfo—Yo tampoco soy del Barça. En cuanto a los políticos, opino como el colega; creo que nos están tomando el pelo, En lo tocante a los perros, me gustan tanto como los gatos o los canarios.
Severino—Ahora sí que estoy hecho un lío. Entonces, ¿por qué estáis siempre a la gresca?
Basilio—Piensa un poco Severino, ¿sabes lo aburridas que serían las partidas si no nos llevásemos la contraria?
Rodolfo—Ponte en mi lugar, Seve. Si mi padre que me acunó cantándome: “Soy español, español, español…” supiera que no soy un discutidor, se avergonzaría de mí.
Severino—Todo aclarado. He estado callado hasta ahora, pero quiero que sepáis que soy del Sevilla, que creo que los políticos son gente muy honrada y que el animal más noble que conozco es el burro. Ahora, si os parece ya podemos comenzar la partida.
Basilio—¡Chúpate esa, Rodolfo!
Rodolfo—Si ya decía yo que estaba muy calladito, pero mira por donde nos ha salido el mozo
(Mientras cae el telón, los tres van colocan las fichas del dominó, cantando al unísono: “Que viiiva España…
FIN





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