CONVERSACIONES DE ALTO
NIVEL
(Obra teatral en 3
Actos)
ACTO PRIMERO
(En un bar, tres
amigos se reúnen para jugar su habitual partida de dominó)
Basilio—Buenas tardes, compañeros. Vamos a ver lo que
me depara la suerte hoy. La verdad es que ayer, se me dio muy malamente la
cuestión de las fichas.
Rodolfo—No le eches la culpa a las fichas. Este juego
es para inteligentes.
Basilio—Entonces, ponte a jugar al parchís, porque tú
de inteligente tienes poco.
Severino—¡Ya estamos! ¿Es que no sabéis estar juntos sin
ofenderos?
Basilio—Es este “pringao” que me provoca.
Rodolfo—¡No te digo! ¡Lo que tengo que aguantar!
Severino—Venga, remueve las fichas y vamos a empezar.
( Mientras juegan,
Basilio y Rodolfo se enredan en una discusión futbolera)
Basilio—Pues este año, el Madrid no va a tener rival.
Rodolfo—Eso no te lo crees ni tú. En cuanto el Barça se
recomponga, no tiene enemigo que le pueda ganar.
Basilio—¡Cuántas tonterías tengo que escuchar! Cuando
acabe la liga, el Madrid le sacará diez puntos a los azulgranas. ¿Qué te
apuestas?
Rodolfo—No me apuesto nada, porque la apuesta la ganaré yo
y tú tienes fama de mal pagador.
Basilio—¡”Dita” sea! Mira quien va a hablar de pagar. Si
todos los “culés” sois del puño cerrado.
Severino—¡Ya vale de disputas! Os pasáis el tiempo
discutiendo y no estáis atentos al juego. Tú, Basilio, no has cerrado el juego
por no poner la blanca doble.
Basilio—No la he puesto, por no desprenderme de mis
colores.
Rodolfo—¡Valiente mequetrefe!
( Entre discusiones de qué
equipo es mejor, concluye la partida)
Basilio—Hasta mañana. ¡Hala Madrid!
Rodolfo—Nos vemos. ¡Barça! ¡Barça! ¡Barça!
Severino—¡Hay que fastidiarse con estos dos!
ACTO SEGUNDO
(En el mismo lugar un día más
tarde)
Severino—A ver si es posible que hoy tengamos una partida
más tranquila.
Basilio—Si yo soy hombre de paz, pero es que Rodolfo me
enciende.
Rodolfo—No tengas tanto morro. Aquí el que inicia la
gresca, siempre eres tú.
Basilio—Anda, mueve las fichas y vamos al lío, que eres
un liante.
(No pasan ni cinco minutos
hasta que se inicia una nueva discusión)
Rodolfo—Lo que más me gusta de este Gobierno es cómo se
preocupa de la sanidad. Si ahora podemos estar jugando, es porque ha sabido
desconfinarnos.
Basilio—Sí. No hace falta más que veas como aumenta día a
día el número de contagiados. Con el otro Gobierno nos habría ido mejor. En
este país, de toda la vida se ha circulado por la derecha.
Severino—¡Alto ahí! Si empezamos a hablar de política, me
levanto y me voy. Ese tema no se toca. No hay asunto que rompa más amistades,
que hablar de política.
Rodolfo—Vale, Seve, No te pongas así, pero es que Basilio
es la leche. Mira que comparar la sanidad con las normas de tráfico.
Severino—¡Ni una palabra más!—dice, golpeando fuertemente
una ficha sobre la mesa.
(El juego continúa sin
discusiones hasta que pocos minutos después, una exclamación desencadena otra
gresca)
Basilio—¡Miau, dijo el gato! Con este ya llevo tres
juegos ganados.
Rodolfo—Poco maullabas ayer, cuando era yo el que gané de
calle y no canté, ¡guau, dijo el perro!
Basilio—No vayas a comparar animales. Donde esté la
suavidad de un gato que se quiten los perros.
Rodolfo—El perro es el mejor amigo del hombre.
Basilio—Un amigo al que tienes que sacar dos veces al día
para que haga sus caquitas.
Severino—¡Otra vez! ¡Se acabó la partida! Así no podemos
seguir. Mañana tenemos que poner coto a esta situación.
Rodolfo—Pues hasta mañana. ¡Guau!
Basilio—Nos vemos. ¡Miau!
ACTO TERCERO
(Los tres se reúnen de nuevo en
el mismo bar al día siguiente)
Severino—Antes de que comencemos la partida, quiero
hablar seriamente con los dos. No estoy dispuesto a que os enzarcéis cada dos
por tres en una gresca. A ver, Basilio,
¿tan importante es para ti el Madrid, los Partidos de derechas o los
gatos? Y tú, Rodolfo, ¿es que para ti, no hay más equipo que el Barça, ni más
políticos que los de izquierdas, ni más animales que los perros?
Basilio—A mí el Madrid me da igual, no creo en ningún
Partido Político y los animales me gustan todos, especialmente los que se
pueden guisar en la cazuela.
Rodolfo—Yo tampoco soy del Barça. En cuanto a los
políticos, opino como el colega; creo que nos están tomando el pelo, En lo
tocante a los perros, me gustan tanto como los gatos o los canarios.
Severino—Ahora sí que estoy hecho un lío. Entonces, ¿por
qué estáis siempre a la gresca?
Basilio—Piensa un poco Severino, ¿sabes lo aburridas que
serían las partidas si no nos llevásemos la contraria?
Rodolfo—Ponte en mi lugar, Seve. Si mi padre que me acunó
cantándome: “Soy español, español, español…” supiera que no soy un discutidor,
se avergonzaría de mí.
Severino—Todo aclarado. He estado callado hasta ahora,
pero quiero que sepáis que soy del Sevilla, que creo que los políticos son
gente muy honrada y que el animal más noble que conozco es el burro. Ahora, si
os parece ya podemos comenzar la partida.
Basilio—¡Chúpate esa, Rodolfo!
Rodolfo—Si ya decía yo que estaba muy calladito, pero
mira por donde nos ha salido el mozo
(Mientras cae el telón, los tres van
colocan las fichas del dominó, cantando al unísono: “Que viiiva España…
FIN
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