domingo, 17 de septiembre de 2023

 

SORPRESAS TE DA LA VIDA

 

 

(Obra teatral en tres Actos)

ACTO PRIMERO

(Modesto llama por teléfono a su ex-compañero Juan)

 

Modesto (llamando)—Ring, ring...

Juan—Sí. ¿Quién me llama?

Modesto—Soy yo, Juan, tu amigo del instituto. Puede que te extrañe mi llamada, pues hace tiempo que no nos vemos, pero es que me acordado de ti porque tengo un pequeño problema y, tal vez, tú podrías orientarme.

Juan—¡Ah, Modesto! Creo que me acuerdo de ti. ¿No eras un tipo bajito, con gafas y muy tímido?

Modesto—Sí, el mismo. Has dado en el clavo. Bueno, ahora uso lentillas, pero lo que es crecer, no he crecido mucho y sigo siendo tan tímido como hace unos años.

Juan—Dime, muchacho, ¿cuál es tu problema y en qué puedo ayudarte?

Modesto—Recurro a ti ya que siempre has tenido fama de juerguista y de bailón y la razón es que he conocido a una chavala que me gusta un montón, pero que no se pierde una tarde sin bailar, y yo en ese tema soy un patoso. Quizás tú me podrías indicar algún sitio en que me dieran algunas clases de salsa, bachata, merengue, rumba, etc., que son las preferidas de esa deliciosa niña.

Juan—Yo no te recomendaría ninguna academia. A bailar se aprende en los antros y a vivir la vida se aprende en la calle. Ya ves, yo no tengo oficio ni beneficio y con el trapicheo y cuatro cosillas más vivo de maravilla. Pero dime,  ¿a qué discoteca soléis ir?

Modesto—Hoy he quedado con ella a las siete en "Manhattan".

Juan—Vale. Pues esta tarde me presento allí y bailo con la muchacha. Entretanto, tú te fijas cómo nos movemos, y a la vuelta de unos días, ya verás que tienes tanto ritmo en el cuerpo que  te pueden  confundir con un caribeño.

Modesto—Me parece una buena idea.

Juan—Allí nos vemos, chaval. Para mí es un placer poder ayudarte. Chao.

Modesto—Gracias, Juan. Tú sí que eres un buen amigo.

 

ACTO SEGUNDO

(Tres meses más tarde, Modesto llama por teléfono a su ex-compañero Tomy)

 

Modesto(llamando)—Ring, ring.

Tomy—¿Quién me reclama?

Modesto—Buenos días, Tomy. No sé si te acordarás de mí. Fui tu compañero en el instituto. Un muchacho, por aquel entonces, bajito y con gafas del que os reíais bastante.

Tomy—¿Bajito?...¿Con gafas? A ver, déjame que piense...¿No serás tú "el cuatro ojos"?

Modesto—Sí. Ese era el mote que tenía.

Tomy—¡Haber empezado por ahí! Todavía me parto de risa al recordar la cara que ponías cuando te daba collejas. La verdad es que no pensaba que me volvieras a hablar en la vida, pero dime, ¿cómo has dado conmigo?

Modesto—Verás, es que me he enterado que eres un experto tatuador.

Tomy—En realidad trabajo de reponedor en un supermercado, pero en mis horas libres hago en mi casa tattoos, pero sin factura. Tú ya me entiendes.

Modesto—Te entiendo perfectamente. Por eso no hay problema.

Tomy—Y dime, "cuatro ojos" Ja,ja,ja. ¿Me has llamado para que te haga un tattoo?

Modesto—Más que uno serán dos; es que he conocido a una chica maravillosa que me ha dicho que, si quiero salir con ella, nos tenemos que tatuar los dos el mismo dibujo. Quiere que sea un corazón atravesado por una flecha y que esté más o menos a la altura del mismísimo corazón.

Tomy—¡Eso está hecho! Empezaré contigo y luego otro día me traes a la chica.

Modesto—Tendré que estar yo presente, ¿no?, para que el dibujo resulte idéntico.

Tomy—No es necesario: Es más, creo que debe de venir sola, porque tengo que tatuar en terreno montañoso y tu presencia la puede poner nerviosa.

Modesto(resignado)—¡Siendo así! Confío en ti y espero que hagas un buen trabajo.

Tomy—Descuida, "cuatro ojos", con los amigos suelo esmerarme. Por cierto, ¿no me guardarás rencor por lo del mote?

Modesto—En absoluto. Esas eran cosas de chicos. Me parece que eres un buen amigo.

 

ACTO TERCERO

(Unos meses después, Juan y Tomy coinciden en las dependencias de la Agencia Tributaria))

 

Juan—¡Tomi! ¡Pero qué casualidad vernos de nuevo.

Tomy—Hacía años que no te veía, pero lo fastidiado es que nos encontremos aquí. ¿Qué querrá esta gentuza de nosotros?

Juan—Ni idea, a mí me han citado a las once.

Tomy—Pues a mí también. Se ve que ahora citan por parejas para ahorrar tiempo. ¡No trabajan nada! Ja,ja,ja.

(La Secretaria del Delegado Territorial abre la puerta).

Secretaria—¿Don Juan? ¿Don Tomás?

Juan y Tomy—¡Presentes!

Secretaria—Ya pueden pasar. El Señor Delegado les está esperando.

Modesto—Pasad, pasad, par de sinvergüenzas. Hace tiempo que os quería echar el guante.

Juan—No te pongas así, Modesto. Si quieres, yo te puedo explicar.

Tomy.—Yo también te puedo contar lo que me ocurrió con tu recomendada.

Modesto—Quizás ya es demasiado tarde. No me importa que me llamarais "cuatro ojos, ni que, de adolescente, tuviera que soportar toda serie de burlas. Eso lo doy por olvidado. Lo que me ha molestado es que tú, Juan, además de bailar con la chica que entonces me gustaba, la enseñaras  a tener contigo otros movimientos que no pertenecen a ningún tipo de baile caribeño. En cuanto a ti, Tomi, con razón querías estar a solas con ella. Parece ser que dedicaste mucho tiempo a dibujar en terreno montañoso. Ahora, Juan, vas a tener que demostrar de dónde sacas el dinero para tener el coche y el tren de vida que llevas sin haber hecho nunca la Declaración de la Renta. Y tú, Tomy, tendrás que ponerte al corriente de pagos con la Agencia Tributaria, por tener una profesión no declarada de la que obtienes pingües beneficios.

No tengo más que deciros.

 

(Mientras cae el telón, Juan dice a Tomy: "¡Cómo está el mundo, ya no te puedes fiar ni de un amigo!".

 

FIN

 

2 comentarios:

  1. Que bueno seria ir por la vida y poder fiarte de la gente ,pero por desgracia hay demasiada falsedad

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy cierto, querido/a comentarista, Hay una gran cantidad de personas que tratan de aprovecharse de los que creen que son sus inferiores y que, como en al caso que nos ocupa, reciben su merecido. Te deseo una feliz tarde. Abrazos.

      Eliminar