domingo, 23 de junio de 2024

 

REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXXVI)

 

 

Fui a hacerme una limpieza dental y no debí de explicarme bien, porque una mujer que estaba con el cubo de fregar, me restregó la fregona por la dentadura.

A ver si alguien sabe por qué en un matrimonio, a la mujer se le llama “esposa”.

Las guerras acabarán cuando los proyectiles tierra-aire sean globos de colores.

Dicen que, si te miras en el espejo, este nunca miente, pero, últimamente, el mío parece que le ha dado por no decir la verdad.

Después de acompañar una lubina con tres clases de vinos distintos, esta se me desdobló en el plato. Y es que no soporto el tercer maridaje.

No consiguió pasar la ITV de su silleta de inválido. Al parecer, el dueño tenía muchos humos.

Regresó de Italia sin haber visto la ciudad de los canales, pero aseguró haber comido canelones en el resto de las ciudades visitadas.

Gracias al ácido hialurónico, la piel de su cara tenía la tersura de una tez un mes inferior a la que realmente le correspondía por su edad.

En algunas retrasmisiones futbolísticas, se escucha en las sustituciones de jugadores, esta estupidez: “Se ha cambiado hombre por hombre”.

Una manifestación puede estar formada por 10.000 o 100.000 personas. Todo depende del medio que te informe.

¡Cómo cambian los tiempos! Antes, los porteros de una vivienda habitaban en el piso más elevado de la casa. Ahora, los situados a mayor altura son los más caros.

Cuando una persona se propone conseguir firmemente un objetivo, lo consigue. Yo he conocido a más de uno que no ha dejado de tomar copas hasta logar animarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

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