domingo, 29 de septiembre de 2024

 

EL ECHADOR DE CARTAS

 

 

 

Para él, en cuestiones de amor, nunca hubo buenos tiempos. Paco, un oficinista próximo a la cuarentena, había tenido varias novias y de aquella relaciones conservaba el sabor amargo de la frustración. El primer amor apenas le duró unos meses: María parecía tenerlo todo pues, a sus veinte años, amén de lozanía, desprendía alegría y vitalidad por doquier. Era tan aficionada al baile, que a Paco no le quedó más remedio que matricularse en una Academia de baile y aprender a moverse, a marchas forzadas, al ritmo de la música caribeña. La experiencia no resultó del todo satisfactoria, porque poco dotado para el movimiento convulsivo de caderas, María aprovechó esta circunstancia para que, con el pretexto de no recibir más pisotones, bailar formando  pareja con el dueño de la Academia; pareja con la que siguió practicando en horas no lectivas y no siempre con música.

Tras la primera decepción, que dicen que es la que más duele, conoció a Mamen que era el polo opuesto  a María. Seria, responsable y hogareña, parecía concentrar en su persona los valores que un hombre busca en la futura madre de sus hijos, pero tampoco en esta ocasión la suerte acompañó las pretensiones amorosas de Paco pues, Mamen tan solo quería salir de paseo los domingos después de Misa de doce y si el novio deseaba saludarla entre semana, tenía que ser, forzosamente, en el trayecto que mediaba desde el portal de su amada hasta la Iglesia en donde acudía diariamente a rezar el Rosario, seguido de Exposición y Misa. En total, más de hora y media dedicadas al amor divino  y solo cinco minutos al amor humano, justo el tiempo que tardaba en regresar a casa. A Paco le pareció demasiada tanta beatería y aunque, para entonces, ya había aprendido un gran número de oraciones, jaculatorias y letanías, decidió dejar a Mamen rezando en solitario los Misterios del rosario, en vista de que para él, todos los días recitaba cincuenta Ave Marías de Misterios Dolorosos.

La siguiente experiencia fue la peor de todas: Buscó en la sección de contactos de un periódico, números de teléfono que le rescataran de su soledad, y de las cuatro citas que concretó, tres resultaron ser de mujeres de la vida y en la última, conoció a un travesti.

Recluido en su casa, ni los libros ni la música y mucho menos la televisión, satisfacían sus ratos de ocio, porque nada en su mente reemplazaban el secreto deseo de encontrar el amor. Llegó a pensar que un extraño maleficio se había apoderado de él forzándole al celibato y, en plena crisis obsesiva, recurrió a las esotéricas artes de un afamado echador de cartas, a fin de que le revelara la causa de su infortunio y, a ser posible, predijera su porvenir en el asunto que le atormentaba.

Vestido al estilo oriental, cubierta la cabeza con un turbante cachemir, rodeado de cientos de imágenes y a la tenue luz de una vela roja de hachón, el Mago Tellín, recibió a Paco en una atmósfera de sofocante olor a incienso. Tras unos minutos en los que Paco expuso el motivo de su visita, el Mago Tellín primero guardó silencio durante unos segundos y, acto seguido, comenzó a colocar cartas sobre la mesa, acariciándose en cada colocación, la perilla. Al cabo de unos instantes que a Paco se le hicieron eternos, emitió su diagnostico:

Has tenido un pasado desafortunado—pronunció con afectada gravedad—, pero a partir de ahora barrunto para ti un futuro esperanzador. Veo una mujer en tu vida que te dará toda la felicidad del mundo. Es rubia, muy femenina y, desde hace tiempo está intentado darte todo el amor que posee. Te amará incondicionalmente. No rechaces su afecto a pesar de que te supera en veinte años y es más bien regordeta, pero en su compañía, tendrás la fortuna de vivir en un ambiente hogareño. La felicidad te aguarda. Eso es todo—concluyó.

Gracias, Mago Tellín. Su predicción me llena de felicidad—respondió, Paco, emocionado. ¿Qué le debo?

Ha sido un caso complicado—argumentó el Mago—, con quinientos euros pagarás parte de mi esfuerzo mental.

Paco regresó a casa con una alegría inmensa. Se sentía ligero, ilusionado y con unas enormes ganas de encontrar cuanto antes a esa mujer que le amaría sin condiciones.

Ya en casa, contó a su madre todo lo sucedido, pero a medida que avanzaba en la narración se fue dando cuenta de que el pelo rubio, la edad, las hechuras, absolutamente todo lo que contemplaban sus ojos, se correspondía con las de la mujer soñada que el Mago le había descrito. ¿Cómo no haberse percatado antes del engaño? Omitió la decepción a su madre y pretextando dolor de cabeza se retiró lloroso a su cuarto. Al desvestirse, sus ropas seguían oliendo a incienso y mirra. El oro se lo había quedado el Mago Tellín.

 

 

jueves, 26 de septiembre de 2024

 

PUÑITOS DE ORO





                               (Obra teatral en tres Actos)

ACTO PRIMERO

(En el gimnasio "All Stars")

CHISTANVINTO— Buenos días. Pregunto por Rocky, el preparador. Me había citado con él para las once.

ENCARGADO— Espera un momento, chaval. Voy a ver en qué ring está repartiendo mamporros.

(Al cabo de unos minutos se presenta sudoroso un hombre de una musculatura espectacular)

ROCKY— Eres el que me llamó ayer ¿no? Si sueñas con ser un gran boxeador, has dado con el sitio exacto. A todo esto, ¿cómo me dijiste que te llamabas?

CHISTANVINTO— Pues... Chistanvinto, como el abuelo, ¡cosas de mi padre! Pero usted me puede llamar, Vinto, si le resulta más fácil, porque, Chistan, me llamaban en el colegio cuando querían cabrearme.

ROCKY— Ni lo uno ni lo otro. El nombre es fundamental si quieres que te respeten en el ring. Aquí tenemos a púgiles como "Martillo Pérez", " El tigre Hispánico" y "Rodolfo Anestesias" entre otros. A ti, como estás muy flaco, te irá bien "Puñitos de Oro". ¿Qué opinas?

CHISTANVINTO— Lo que diga o haga usted me parecerá bien. Yo he venido aquí a ser un discípulo obediente y así llegar a ser una figura del boxeo y, de paso, a ganar mucho dinero.

ROCKY— ¡Quieto ahí, figura! Estás muy flojito de musculatura y eso llevará tiempo y dinero. Aquí cobramos según los días que vengas a entrenar y aprender. Si quieres tener posibilidades de triunfar deberás venir todos los días; eso son mil euros al mes. Si eres constante con los aparatos y con la dieta, dentro de seis meses hablamos.

CHISTANVINTO— De acuerdo. Vendré todos los días y me cuidaré. Quiero pelearme con alguien cuanto antes.

ROCKY— Pues mañana empezamos. Madruga y desayuna fuerte. Te voy hacer trabajar de lo lindo.

 

ACTO SEGUNDO

(En el mismo gimnasio seis meses más tarde)

 

CHISTANVINTO— Señor Rocky, ¿cómo me encuentra?, ¿estoy preparado para alguna pelea?

ROCKY— La verdad es que estás poniendo empeño y ya se empiezan a vislumbrar las "tabletas" en el pecho.

CHISTANVINTO— ¿Entonces?

ROCKY— Todavía estás muy verde en la esgrima y te falta cardio para aguantar media docena de asaltos. No debes tener prisa. Un campeón no se fabrica de la noche a la mañana.

CHISTANVINTO— Pero es que yo quiero triunfar cuanto antes. Se me están acabando los ahorros y tal vez con alguna peleíta podría reponer fondos y de paso ascender en el ranking del peso mosca español.

ROCKY— Chaval, tú has visto muchas películas. Si quieres pelear en alguna velada de debutantes, tendrás que pagar tres mil euros por la propaganda, los ayudantes, una propinilla para el árbitro, el alquiler de la limusina, etc., etc.

CHISTANVINTO— ¿Pagar al árbitro? ¿Alquilar una limusina?

ROCKY— ¡Naturalmente! No te vas a presentar en la velada como un desgraciado. En cuanto al árbitro, si no le "untas", al primer golpe que recibas te declara perdedor por inferioridad manifiesta.

CHISTANVINTO— Siendo así... De todos formas estoy dispuesto a correr con esos gastos. Vaya buscándome rival. Quiero ser famoso lo más pronto posible.

ROCKY— Si insistes con tanta tozudez no tendré más remedio que buscar un contrincante en el otro gimnasio de la ciudad. De todas formas, piénsatelo, todavía estás muy verde.

CHISTANVINTO— Lo tengo decidido. No se hable más. Por mis santa madre que seré famoso en unos meses. Quiero un rival ¡ya!

ROCKY— Las prisas no son buenas para nada, pero como eres un cabezota, dame tiempo para hacer unas llamadas.

(Al cabo de unos minutos, aparece Rocky sonriente)

ROCKY— ¡Todo arreglado! A finales del próximo mes te vas a enfrentar a "Pulguita de Chamberí". Me he informado y es un chaval como tú con poca experiencia y flojito de piernas. No creo que te dure más de un asalto de los seis a los que está concertada la pelea.

CHISTANVINTO— ¡Gracias, Maestro! ¡No le defraudaré! Ya empiezo a contar los días que me han de llevar a la gloria.

 

ACTO TERCERO

(En el vestuario, después del combate con "Pulguita de Chamberí")

 

CHISTANVINTO— ¿Dónde estoy? ¿Ya es de noche?

ROCKY— De noche ya era cuando empezaste la pelea, pero se te hizo más de noche cuando el "Pulguita" te recetó un uppercut después de darte una ensalada de rectos, media docena de crochet y algún que otro swing. Vamos, que te dio una paliza y de paso te enseñó cómo se tiene que boxear.

CHISTANVINTO— Es que me confié con el nombre. Yo pensaba que lo de "Pulguita" se lo habían puesto porque resultaba molesto, pero el condenado tenía una fuerza que para qué.

ROCKY— Si llego a saber que te confiaste con el nombre te hubiera dado un aerosol para que lo fumigaras. ¡No te digo!

CHISTANVINTO— Y cómo se movía el tío. Siempre daba al "Pulguita" que no era.

ROCKY— Pues ya ves que él siempre arreaba al "Puñitos de Oro" que se quedaba quieto en medio del ring con la guardia baja. ¡Qué desastre! Bueno, y ahora ¿qué piensas hacer?

CHISTANVINTO— En cuanto me reponga, trabajar para ganar algún dinero y volver al gimnasio. Ahora ya tengo experiencia para afrontar un nuevo combate.

ROCKY— Es una lástima que la inflamación te impida la visión, porque si no, verías delante de ti a un preparador muy cabreado. Mira, hijo, es mejor que vayas pensando en dedicarte a otra cosa. Para boxeador no das la talla. Yo soy un tío legal y no quiero que sigas pagando por entrenarte. Es más no te cobraré nada por la mercromina, las tiritas y los analgésicos que vas a necesitar hasta que te recuperes.

CHISTANVINTO— ¿Y mi sueño de ser boxeador?

ROCKY— ¿Te parece poco el que te has echado en el cuadrilátero? Ya estábamos preocupados porque creíamos que habías entrado en el sueño eterno.

(Cuando cae el telón, un llanto amargo recorre las mejillas inflamadas de "Puñitos de Oro" mientras Rocky intenta bajar la hinchazón con hielo)

 

FIN

 

 

 

 

 

domingo, 22 de septiembre de 2024

 

LA VIDA DE MAGÍN PUERRO

-XVI-

 

 

 

Eran ya casi las cinco

de la tarde placentera;

puesto el mundo por montera

al pueblo por fin llegamos

mientras el hambre callamos

caminando por la acera..

 

 

Tras las cortinas, algunos

nos miraban asombrados

pensando que dos chalados

hoy irrumpían su siesta,

pues acabada la fiesta

los que vienen son malvados.

 

 

En la esquina, sin querer,

nos encontramos al cura,

con una mujer madura

(pudiera ser sacristana)

repicando la campana

con extremada bravura

 

 

“Qué sucede hoy aquí”

—pregunté al monaguillo—

“Que se nos muere Juanillo,

camarero del mesón,

pues abusó del porrón

y de bruces fue al bordillo”.

 

 

Dos caras tiene la vida,

una ríe, la otra llora.

Sin bar el pueblo deplora

que no chatee la gente,

de manera que mi mente,

hizo planes de mejora.

                                             

jueves, 19 de septiembre de 2024

                                      REFLEXIONES CAROLINGIAS (LXXVII)

                                   

 

“Siento comunicarles—dijo el doctor—que al enfermo le queda poca vida”. Al momento, el auxiliar llevó al paciente otra botella de zumo.

Le dijeron que las “Perseidas” eran una lluvia de estrellas y, en pleno mes de agosto, tomó un avión para Hollywood.

Los bancos son el refugio de personas que no son escuchadas por los Bancos.

“Soy de sangre azul. Ese es el color de mis venas.”—afirmó Agapito Rundepérez, que pasaba por ser de los más listos del pueblo.

Fue a la tahona y como no le atendían gritó: ¡PAN, PAN, PAN! Fue detenido por terrorista.

“Donde dije digo, digo Diego” es un refrán muy español. Lo dejo caer, por si algún político se da por aludido.

Era una mujer que reciclaba todo: papel, vidrio, aceite, etc., etc., pero fracasó cuando intentó reciclar a su marido, pues no encontró contenedores para borrachines.

Cuando recibió una carta que decía: “Fresco con tendencia a empeorar”, se creyó que le había escrito la AEMET, pero, en realidad, el remitente era el tutor del Instituto donde estudiaba su hijo.

Dicen que resulta imposible poner puertas al campo, pero ahora, resulta más difícil poner puertas al mar.

El primer día que trabajó en el psiquiátrico no debió decir que “el tiempo todo lo cura”.

Castigar en el Colegio a un niño por decir mentiras, me parece una falta de visión de futuro. ¿Quién sabe si ese muchacho llegará un día a ser el Presidente de la nación?

Tasia era firme defensora de la aféresis (supresión de algún sonido al principio de un vocablo). Al autobús le llamaba “bus”, y a los chiquillos les decía “quillos”: Por eso, a nadie extrañó que a su hija la pusiera por nombre “Yola”, pues dio a luz con el brazo roto sin haberle quitado la escayola.

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 15 de septiembre de 2024

 

ENAMORAMIENTO

 

Al verla presentí 

que un hecho venturoso

llenaría mi existencia.

De su pecho nacieron, de repente,

lirios no plantados

y el aroma de su cuerpo me envolvió

con el perfume de las flores

que adornaban su regazo.   

Bastó que me mirara solo una vez,

para notar mi corazón atravesado.

Sentí el aire puro rellenando mis pulmones

elevándome en aluvión de emociones

hasta alcanzar las copas de los árboles.

 

"Me llamo Clara ¿y tú?"

—me dijo, ingenuamente—.

"Desde ahora llámame solo Amor"

—respondí, como Romeo—.

 

Cuando sus labios rozaron mis mejillas,

supe ¡al fin! que el amor

es un sublime estado del ánimo

que agolpa sensaciones en la mente

sin que exista manera de explicarlas,

sin que comprendas que una palabra

pueda sanar todas las heridas del alma.

 

Lo confieso: ¡Estoy enamorado!

 

Las estrellas son luceros

en el balcón de esa mirada

en donde crece entre flores mi fortuna.

Su cabello de seda

desciende hasta el talle

y se ensortija en mis manos cuando lo acaricio

desprendiendo esencia a lirios:

esa misma esencia que permanece en mí,

cuando la ensueño.

 

 

 

 

 

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jueves, 12 de septiembre de 2024

 



PASAJES DE”CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS DE UN JOVEN POETA”(104)

CAPÍTULO X

La Ambición

 

 

 

……………………………………………

A medida que discurrían los días, sus explicaciones hicieron que, a la par que aumentaban mis conocimientos sintácticos, mis fallos disminuyeran de calibre. Quizás fuera ése el motivo por el que, a partir de entonces, don Julián dedicara menos tiempo a repetir ejemplos gramaticales y más a hablar de lo que constituía su mundo actual y pasado; un mundo, que siendo real, parecía extraído del mejor libro de aventuras, en el que yo me sumergía cada vez que me relataba, con todo lujo de detalles, pasajes de su existencia pasada, con referencias constantes al amor y a la poesía, que para él venían a ser casi la misma cosa. En estas conversaciones, me sentía atrapado por la locuacidad de mi interlocutor y, escuchándole, creía estar leyendo en las páginas de ese libro de aventuras, el mensaje que en aquel preciso instante colmaba mis aspiraciones: entender y comprender los secretos de la vida, expresados literariamente, cuando no, enaltecidos bajo mil formas poéticas. En la forma de contarme sus anhelos, preferencias y, en definitiva, su modo de encarar la vida y aconsejarme, guardaba un cierto parecido con Madame Stéphanie. Como si se hubiera puesto de acuerdo con ella, mencionaba a santo Tomás de Aquino cuando aumentaba progresivamente la dificultad de los ejercicios sintácticos, repitiéndome: “A lo complicado debes llegar a través de lo sencillo”. También era curioso cómo, al igual que aquella, cuando me relataba acontecimientos pretéritos, los narraba con tanto apasionamiento que parecía estar viviéndolos de nuevo. Sin proponérselo, este hecho denunciaba mi apatía anterior, haciéndome consciente de que tenía que vivir con gran intensidad cada instante de mi actual juventud. Pensaba que cuando fuera mayor, yo también tendría que transmitir mis experiencias actuales a las generaciones futuras con igual claridad, aunque no necesariamente estuviera de acuerdo con el mensaje sesgado que, tanto madame Stéphanie” como don Julián, e incluso mi padre, dejaban entrever de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”; en ese punto, creía que a mí no me habría de suceder lo mismo.

                                                 …………………………………………………….

domingo, 8 de septiembre de 2024

 

FÁBULA DE LA ARAÑA CONSTANTE

 

Como la totalidad de los seres vivientes, no supo cómo llegó a este mundo. Desde el extremo de una enorme telaraña, veía cómo pequeños insectos quedaban atrapados en ella. Su madre se encargaba de paralizarlos, inyectándoles veneno procedente de sus quelíceros. Posteriormente, mediante la secreción de jugos gástricos, procedía a su digestión externa, que no era otra cosa que la transformación de su presa en una especie de papilla que, a continuación, succionaba. Absorbiendo pequeñas porciones de este alimento, la araña hija fue creciendo hasta que un día, cuando cesó el suministro de alimento recibido hasta entonces, supo que debía abandonar el hogar materno.

Con la poca experiencia aprendida desde su nacimiento, fabricó un hilo de seda que, a modo de vela, la sirvió para que el viento la desplazara. Así por el aire, llegó hasta un corralón en donde un buen número de animales, entre los que se encontraban mulas, gallinas, patos y cerdos, tenían su hábitat y su lugar de recreo y de descanso.

Entre las vigas de un sotechado y con los conocimientos aprendidos, empezó a construir una rudimentaria telaraña pero, bien por la fragilidad de la misma o por la dura competencia de arañas vecinas más expertas, apenas tuvo suerte en sus cacerías y temió morir de hambre.

Animada de un espíritu emprendedor, volvió fabricar con seda otro hilo, que resultó ser más resistente que el primero y que, impulsado por el viento, la alejó hasta una granja situada en el otro extremo del pueblo. Allí, con una menor competencia y adquiriendo día a día la experiencia necesaria, comprobó que sus telarañas eran cada vez más tupidas y cazaba sin dificultad el alimento necesario para su subsistencia.

MORALEJA: Sé constante en tu trabajo hasta alcanzar las metas que te propongas.

Fotografía de Antonio Nuñez Tordecilla

 

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jueves, 5 de septiembre de 2024

 



PASAJES DE “LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (104)

CAPÍTULO VII

Se acerca la Fiesta

 

 

…………………………

Cercado por las risas, oculté como pude la cara en el agua de la manguera. En esos momentos, con las ideas congeladas, hubiera deseado que el chorro deshiciera mi cabeza como si se tratara de un cubito de hielo. La vergüenza hizo sentirme totalmente desnudo, aunque sólo tuviera el torso al descubierto, y me alejé del grupo para no tener que oír preguntas acerca del origen de la ocurrencia. «Quien con niños se acuesta…» había dicho Jeremías refiriéndose a mi hermano, y el refrán se había hecho realidad cuando el pequeñajo, a las primeras de cambio, desvelaba públicamente nuestros más íntimos secretos.

Mi madre, dándose cuenta de la vergüenza que estaba pasando, con la disculpa de secarme el pelo, se acercó con una toalla hasta la pérgola, en donde me había refugiado para calmar la ira.

―No tienes que enfadarte con tu hermano, él sólo ha repetido lo que oyó y no sabe bien lo que ha dicho ―dijo acariciándome―. Lo único que te pido es que tengas cuidado cuando hables con Jeremías, y no menciones tus amores con Cristina si el pequeño está delante.

¿Cómo explicar a mi madre que no se trataba de Cristina? Aclarar el equívoco, sería dar pistas sobre el amor que Jeremías sentía por Rosita y eso daba pie para desvelar nuevos secretos, y yo no era un chivato.

―Estoy cansado y tengo mucho calor ―dije a mi madre―. Ahora no me apetece comer, lo mejor será que me vaya a mi cuarto y me tumbe un rato.

Antes de entrar en casa, vi como Tinín bebía naranjada, picoteando aceitunas de un platito que tenía delante. Acercándome, le pedí que me ensartara una, y al comerla, en vez de darle las gracias, le espeté:

―¡Nenaza!

Subiendo las escaleras, pude oír a Petra, consolando a mi hermano.

―¿Por qué lloras, rapaz? Si es por las ranas, no te preocupes, ¡ya pescarás otro día!; hasta ahora, pobres y ranas no han faltado nunca en este pueblo.

                                                                                     ………………………….

 

 

domingo, 1 de septiembre de 2024

 

HAIKUS DE LA VUELTA AL TRABAJO

 

 

 

Para septiembre

espero comenzar

un vivir nuevo.

 

En la tormenta,

iluminan los rayos

el fin de fiestas.

 

La vid sin uvas

no puede comprender

estar desnuda.

 

Nidos vacíos

de bellas golondrinas

que se marcharon.

 

En los nogales

los frutos permanecen

aún sujetos.