domingo, 25 de diciembre de 2016

EL PASTOR Y EL ÁNGEL

En la noche blanca, luna de plata,
mirando el cristal helado del río,
un pobre pastor, temblando de frío,
busca acomodo junto a una fogata.

¿Cómo puede ser—para sí relata—
que escuche el cantar de tanto gentío
quedándose el pueblo casi vacío
hoy que las casas se visten de nata?

No temas nada y vete deprisa,
—un ángel pronuncia desde la altura—
lleva el rebaño que temple la brisa,

sabes que la lana quita friura,
y así dormirá con una sonrisa
Dios hecho Niño, y la Virgen pura.




domingo, 18 de diciembre de 2016

ENTRE NIEBLAS Y TINIEBLAS

Como era de esperar, la niebla se precipitó desde del cielo, antes de que los últimos rayos del anaranjado sol, cayeran rendidos ante el poder de la noche ciega. Al poco rato, la luz de las farolas indicaba tan sólo el lugar en donde se ubicaban, sin que tan siquiera pudieran alumbrar la acera por la que Reme caminaba presurosa, entre el tupido velo frío que mojaba su rostro. Lejos de su destino, ante la certeza de que la visibilidad no iría a mejor y tiritando de frío, decidió hacer una alto en el camino y tomar algo caliente en una cafetería que, guiñando la iluminación navideña, se le ofreció a modo de refugio.

Entró en el local y solicitó una infusión de yerbas. Mientras esperaba a ser servida, echó una rápida ojeada a su alrededor, comprobando que ella era la única clienta. Azarada, sintió deseos de huir de aquel lugar, pero ya había pedido la consumición y hubiera sido una descortesía hacía el hombre de chaquetilla blanca que ya preparaba su petición.

Al servirla y, quizás para romper el silencio, el camarero comentó:

—¡Vaya frió que hace, señora! Tardes de niebla tan cerrada, no deberían de existir. A mí me gusta el sol y los días claros. Parece una simpleza, pero la luz da alegría y sobre todo atrae clientela. En estas tardes crudas, uno se pasa el tiempo de brazos cruzados, te aburres de soledad, no haces caja y a la postre cuando cierras y llegas a casa, casi te da vergüenza comentar con tu mujer la recaudación.

—¿Tiene usted mucha familia?—preguntó Reme, curiosa.

—¡Figúrese! De momento dos hijos y otro de camino—Luego, sabiendo que nadie más podría escucharle, el hombre continúo hablando con la franqueza de una confesión—.  Me casé por amor esperando que la vida fuera tal como la había imaginado, pero a medida que pasa el tiempo te vas dando cuenta de lo duro que resulta mantener una familia, y eso que de momento, me voy apañando con la mujer que Dios me dio y con los críos que van llegando, pero, en ocasiones, resulta inevitable pensar en lo bien que estaría yo ahora si hubiera elegido el camino de la soltería.

Reme no contestó. Miró a su interlocutor intentando comprender su situación, se tomó la infusión sin esperar a que se enfriara, pagó dejando una buena propina y se lanzó entre la niebla, esperando alcanzar pronto su destino. Por el camino le dio tiempo a filosofar sobre lo escuchado, pensando que su interlocutor había hablado sin conocimiento de causa. La felicidad para ella, no dependía del estado civil, sino del amor que fueras capaz de dar al otro, aunque existieran días duros de nieblas y tinieblas. ¡Qué le iban a decir a ella de soltería! ¡Qué le podían decir sobre una elección de vida, asumida por amor! Cuarenta años soportando el calor africano y la picadura de mosquitos, sin luz eléctrica, expuesta a que cualquier enfermedad por nimia que fuera diera con sus huesos en la tierra rojiza, lejos de su familia. Luchando entre tinieblas, codo con codo contra el hambre, atendiendo a hijos que no eran suyos... Todo por un ideal y ahora, de nuevo en España, teniendo que padecer cuarenta grados menos de temperatura. En todo el tiempo pasado, se había sentido acompañada en la soledad, casada en soltería, iluminada en la oscuridad. Podía dar testimonio de cómo las tinieblas se disipaban en los momentos difíciles, aunque luego regresaran como cruel tentación, y sin embargo, la experiencia que daba sentido a su vida la mantuvo firme en su puesto. Por sorprendente que pareciera, siempre encontró consuelo en la adversidad. Esbozó una sonrisa al comprobar que, mientras reflexionaba aterida, la infusión calentaba sus entrañas.

Cuando alcanzó su destino, apretó el telefonillo repetidamente y, sin esperar respuesta, dijo con voz alta y clara:

—Abra pronto, hermana. Soy sor Reme.


domingo, 11 de diciembre de 2016

PASAJES DE “CÉCILE. AMORÍOS Y MELANCOLÍAS…” (31)

CAPÍTULO V
La Acogida

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A pesar de que la talla era la apropiada, las pocas carnes y la falta de costumbre de Petra a llevar uniforme, hacía que pareciera vestida para carnavales. A cada paso que daba, la cofia se ladeaba, pues no se sujetaba en su cabeza a la que el paso de los años había dejado escasa de pelo.
―¡Ay señorito! ¡que me vea yo de esta guisa! ―argumentaba Petra, al verse en el espejo del aparador―. Desde que me casé, no he gastado más que sayas, salvo cuando enluté por mi difunto marido, en que cumplí la promesa de llevar dos años el hábito de la Dolorosa.
―Date cuenta, Petra, de que ahora no estás en el pueblo, sino sirviendo en casa de un notario, y has de vestir conforme a lo que exige nuestro rango. Con el tiempo, te irás sintiendo cómoda con el nuevo atuendo, y luego no querrás llevar otro. Al lujo enseguida se acostumbra hasta el más desarrapado ―sentenció mi padre, con la exquisita delicadeza que le caracterizaba.
―¿Y si me mancan los zapatos? ―preguntó con todo fundamento Petra, que caminaba ya ligeramente escorada.
―¡Imposible! ―afirmó, mi padre―. Me han costado doscientas pesetas. Por ese precio, el tafilete es de tan alta calidad que se adapta a cualquier pie, aunque, como los tuyos, hayan estado pisando boñigas toda la vida.
Mi madre hizo un gesto de reprobación a las duras palabras de su marido y, más compresiva, trató de calmar las inquietudes de Petra.
―Hazme caso y comienza por ponértelos media hora el primer día y luego vas aumentando la postura progresivamente. Ya verás como así no te rozarán. Lo importante es que cuando venga Nacho, los lleves con soltura.
                                                                                     
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domingo, 4 de diciembre de 2016


PASAJES DE LAS “LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS” (31)
CAPÍTULO I
El Viaje
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Mi padre, en su quehacer cotidiano, tenía ocasión de trabar amistad con gran cantidad de gentes de toda edad y condición, y con el pretexto de que las escrituras reflejaran fielmente lo que deseaba el cliente, procuraba enterarse de toda la vida y milagros, tanto del protagonista como de familiares y amigos. Sabía muy bien, en cada ocasión, con quién estaba tratando, y si el sujeto era de condición sencilla, empleaba con astucia algunas muletillas que le daban un juego increíble:
―¡Hombre, don Menganito! ¡Así que es usted de Mayorga! ¿No conocerá a don Fulanito? Es muy buen amigo mío.
Ante un trato tan campechano, el cliente se sentía halagado y no paraba de hablar. Se creía un confidente necesario, deseoso de entablar amistad con el notario, por lo que, bajando el volumen de voz, en un tono confidencial, pormenorizaba todo lo que sabía acerca del tal Fulanito, comenzando por su estado civil actual, siguiendo por sus posesiones y terminando por: «Esto es lo que se dice de él en el pueblo; yo, ni entro ni salgo, usted ya me entiende…». Todos estos datos quedaban incorporados al increíble archivo mental de mi padre, que lo sacaba a colación, si era menester, en las tertulias del Círculo de Recreo; eso sí, con una elegancia exquisita:
―Es vox populi que don Fulanito tiene una barragana y anda un poco pillado de cuartos ―decía mi padre, al tiempo que ojeaba el periódico―, pero nunca hemos de hacer caso a rumores ¡La gente es tan mala!
En la sala de lectura, entre el humo de los habanos, las mentes preclaras de la ciudad, daban la impresión de no haber oído el comentario y continuaban deslizando la vista sobre los periódicos locales. Yo permanecía callado cerca del ventanal, repasando las odiosas declinaciones latinas, observando de soslayo el ajetreo callejero y con el oído atento a cualquier comentario. Al cabo de unos segundos, alguno de los contertulios, rompiendo el silencio afirmaba:
―Tiene usted razón, don Álvaro; no hay que hacer mucho caso de lo que se diga por ahí.
La sala recuperaba de nuevo la quietud, apenas perturbada por algún carraspeo, hasta que otro miembro de tan distinguido club, leía en voz alta la reseña completa de una esquela. Más silencio y, de nuevo, alguien que presumía conocerle muy bien, aseguraba:
―¡Pobre don Sixto! últimamente estaba muy malito. Pero ¿Qué se puede esperar de un hombre de setenta y cuatro años?
―Pero, ¿este don Sixto es el de los ultramarinos? ¿El padre de Marcial? ―preguntaba el curioso de turno.
―El mismo ―confirmaba el enterado―. Seguro que le has visto alguna vez; era bajito, calvo y un poco tartaja.
En un alarde de imaginación, el curioso sentenciaba:
―«El muerto al hoyo y el vivo al bollo», ha sido siempre una verdad como un templo. ¿Qué les parece a ustedes, si para alejar malos pensamientos, tomamos un cafelito?
Y todos, ordenadamente, iban a la cafetería, dejándome solo, minutos que aprovechaba para recitar en voz alta: «Amo, Amas, Amare….» haciéndome la ilusión de que Cristina estaba a mi lado, escuchándome.
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domingo, 27 de noviembre de 2016

URUEÑA... URUEÑA...

La celebración de la Asamblea General de la Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz, que tuvo ayer lugar en el Centro e-LEA de la Diputación de Valladolid, fue la excusa perfecta para que un gran número de socios nos reuniéramos y, al tiempo que compartíamos afanes comunes de la Asociación, tuviéramos la oportunidad de reencontrarnos y de compartir impresiones en torno a ése gran anfitrión y mejor persona que es Joaquín Díaz. Siempre dispuesto a dejarse fotografiar junto a los que se lo solicitábamos, tuvo a bien acompañarnos en la fraternal comida con que se puso digno colofón a la Asamblea.

Antes, en medio y después, Urueña nos prestó la belleza de su muralla y de sus edificaciones para que el día resultara completo. Declarada Conjunto Histórico- Artístico, Urueña, además de ser la primera Villa del Libro de España, se ve enriquecida con todas las iniciativas que Joaquín Díaz ha llevado a cabo desde hace ya varios años, como es el maravilloso Centro Etnográfico que lleva su nombre o el Museo de las campanas, y con las que propone en la actualidad, como son la celebración de múltiples Simposios.

Bella en su casco histórico y hermosa allende de sus murallas, desde ellas se puede contemplar, una extraordinaria panorámica de la llanura terracampina salpicada de palomares, entre los que sobresale la ermita de Nuestra Señora de la Consolada, ejemplo destacado del románica catalán en Castilla.



Para que podáis saborear tanta belleza, os dejo junto a esta breve reseña, el documento gráfico que da fe de cuanto os he dicho.

jueves, 24 de noviembre de 2016

CONVERSACIONES CON ÓSCAR (II)


.La tarde lluviosa y tristona, reclamaba una actividad lúdica en un espacio confortable y para ello nada mejor que ir al cine. En la oferta cinematográfica de los Multicines, se ofrecían toda suerte de películas, unas de terror, otras policiacas o thrillers que, a juzgar por sus pósteres podían entristecernos aún más, así que nos decidimos por: "No culpes al karma...", con la única intención de pasar el rato, y he de decir que acertamos, porque ese objetivo se alcanzó debido al ágil ritmo que la directora María Ripoll ha sabido imprimir al film y a la genial interpretación de Verónica Echegui, la protagonista. De lo demás poco que resaltar, pues el guión es enormemente simple y convencional aunque esté basado en la novela de Laura Norton. En la película, Verónica Echegui, interpreta el personaje de Sara, un pretendido prototipo de joven de nuestra juventud actual, que lucha ingenuamente por sacar adelante un proyecto empresarial tan disparatado como utópico, en el cual sufrirá numerosas vicisitudes y reveses que ella achaca repetidamente a su destino (el karma) cuando en realidad se debe a su bisoñez, a su alocada manera de ver la vida y a sus continuas inseguridades. Para colmo de desgracias, sus padres y hermana conforman una familia totalmente desestructurada, en la que no encontrará apoyo sino todo lo contrario. Tampoco le sonríe la faceta amorosa con un novio distante y a distancia, aunque el recuerdo del primer amor mantenga encendido el objetivo de conseguirlo, tal vez, en algún momento.

No resulta original el personaje de Sara, a medio camino entre Amélie y Bridget Jones, mujeres con múltiples adversidades en su vida a las que van venciendo como modo de supervivencia. Del mismo modo, la alternancia de diálogo y recitación por parte de los personajes de música pop, ya lo hemos visto, con mayor profusión y éxito, en películas como "El otro lado de la cama" o su continuación "los dos lados de la cama".

En resumen: una película menor, entretenida con gags ocurrentes y una Verónica Echegui que luce, interpretativamente hablando, por encima de todo el elenco.

No quiero pasar por alto la calificación moral;  "Mayores de 12 años", a todas luces insuficiente. No creo que para niños de esa edad sea muy edificante contemplar múltiples relaciones extra matrimoniales, onanismo, familia desestructurada, infidelidad explícita, consumo de alcohol y de estupefacientes etc. etc..  todo ello relatado de una forma festivamente deliciosa, lo que hace que su mensaje subliminal, tenga mayor repercusión. Luego nos quejamos de que nuestros jóvenes se inicien cada vez a edad más temprana en relaciones sexuales y consumo de drogas, cuando les mostramos estos hechos como normales y divertidos. ¡Así nos va!

jueves, 17 de noviembre de 2016

LOS CABALLEROS DE VALEOLIT

EL TESTAMENTO DE LA REINA SANCHA

Ayer tuvo lugar en la librería Maxtor de Valladolid, la presentación de la novela "El Testamento de la Reina Sancha" del autor valenciano afincado en Valladolid Antonio J. López Serrano.  En este acto, estuvo acompañado y presentado por su hermano Francisco,  poeta y profesor de instituto como él, que inició la presentación, destacando que , entre los muchos méritos literarios que la novela posee, quizás el modo en que se refleja la religiosidad de la época, tan diferente de nuestra concepción actual, sea uno de los valores más sobresaliente de la misma, porque nos hace comprender el modo de vida y las relaciones existentes entre los diferentes personajes de aquel momento histórico.

Antonio, por su parte, con verbo fluido y ante el numeroso público asistente, pormenorizó los hechos básicos sobre los que ha construido esta novela que cierra la trilogía "Los Caballeros de Valeolit", cuya primera parte "Los hijos de Pelayo", obtuvo el premio Miguel Delibes de Narrativa 2015 y cuya segunda parte "Lealtad y Promesa" , ha obtenido elogiosas críticas.

La acción de esta tercera parte, transcurre durante el reinado de Alfonso VI y en él, Fernando, el protagonista, con la ayuda de sus fieles amigos: el conde Ánsurez, Alvar Fañez y el poderoso caballero burgalés, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, desprovisto del honor que tuvo en otro tiempo, será redimido de su prisión para combatir al servicio del propio rey Alfonso VI. Su principal batalla será, sin embargo, recuperar a su familia, dispersa por la injusta condena que sufrió. En definitiva, es la historia de un hombre adulto que en esa época de su vida, intenta conquistar aquello que ha perdido y que no es otra cosa que la paz interior.

Novela histórica, que no historia anovelada, en la que el autor se ha preocupado de ambientar convenientemente los episodios siguiendo fielmente los cánones de tolerancia religiosa y lingüística, sentido del honor etc. imperantes en la España del siglo XI, multicultural y políglota, en la que convivían tras religiones y al menos seis Lenguas.

El relato concluye en el año 1095, en el que un pequeño asentamiento humano llamado Valeolit, comienza a vislumbrar el esplendor que tendrá siglos más tarde al convertirse en una gran ciudad, cuna de reyes y Corte Real: Valladolid.

Los calurosos aplausos que el escritor recibió al concluir su intervención, fueron un justo reconocimiento al enorme trabajo de documentación llevado a cabo por Antonio J. López Serrano, que en un tiempo récord, ha sido capaz de publicar una obra tan extensa como interesante y bien escrita.


domingo, 13 de noviembre de 2016

PASAJES DE "CÉCILE.AMORÍOS Y MELANCOLÍAS..." (30)
CAPÍTULO V
La Acogida

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Por aquellos días la alegría alcanzó de lleno a mi hermana Margarita. En una de las múltiples cartas que recibía del enamorado Nacho, éste le comunicaba que, gracias a un amigo suyo que había adquirido recientemente un “Hispano-Suiza”, se verían pronto, aunque no concretaba fecha. Al conocer la noticia mi madre puso rápidamente en marcha los preparativos necesarios para que nuestro hogar luciera como el jaspe: se acuchilló y barnizó la tarima del salón-comedor; el recibidor supo, tras varios años, lo que era una mano de pintura; se cambió la grifería del aseo que utilizaban las visitas, y los muebles del salón, vitrina y aparador incluidos, recibieron lustre suficiente como para que parecieran recién estrenados. Se trataba, en definitiva, de que las estancias a las que tendría acceso Nacho, estuvieran en perfecto estado de revista. En esta ocasión no se tuvieron en cuenta los gastos, porque según decía mi padre: “Casar bien a una hija es la mejor inversión que se puede hacer, y mis futuros consuegros han de saber que si ellos tienen fábrica de muebles y habitan en una mansión, un notario de Valladolid no vive precisamente en una choza”.
 Para que nada ni nadie desentonara en un ambiente artificialmente creado, mi padre, reuniendo al servicio, les indicó:
―Mañana mismo, Lola, llevas a Petra al comercio de Domiciano Martín y adquieres para ella un uniforme a juego con el tuyo, con su delantal, su cofia y un par de guantes blancos para servir la comida. Después, en cualquiera de las zapaterías de la calle Mantería, cómprale un par de zapatos negros de tacón bajo. Quiero que a partir de ahora las zapatillas sólo se utilicen para andar por la cocina. No hace falta que lleves dinero ―recomendó―; basta con que digas que son para mi casa.
Y luego, retorciendo las guías del bigote, sin mirar a tata Lola, despejó las dudas que la mujer pudiera tener sobre cómo comprar sin dinero.
―En esta ciudad mi apellido es toda una garantía ―afirmó rotundo.
La orden fue diligentemente cumplida por tata Lola: al día siguiente y como era de esperar, Petra hubo de probarse el uniforme para recibir de mis padres el visto bueno.
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jueves, 10 de noviembre de 2016

LA SOSPECHA

Una duda constante me persigue.
No tengo la certeza, sólo sospecho que escuché
el quejido de un  árbol cortado,  
junto a la fuente cantarina,
de la que nunca bebí cuando la sed
me urgía. Fue entonces cuando
me sedujo el sueño
de construir a mi modo el Universo.
No quiero recordar las antorchas
encendidas del deseo
alumbrándome, sin reparar
en el fulgor de las estrellas,
ni el paño raído con el tapé mis vergüenzas
cuando el alba me sorprendió,
como Adán, viviendo el desengaño.
Únicamente quiero recordar que,
desde ese momento fatal, aprendí a vivir
de otra manera, cayéndome y levantándome
en el camino fangoso que elegí libremente.
Ahora, hombre mortal, al fin y al cabo,
transito por la tortuosa senda de la vida,
llevando como un fardo la sospecha
si fue cierto, o no, el dolor del árbol herido,
o si reprimí a tiempo la sed, que todavía siento,
de beberme de un sorbo el infinito.


Fotografía de Maribel Diez Salgado

domingo, 6 de noviembre de 2016

PASAJES DE "LAS LAMENTACIONES DE MI PRIMO JEREMÍAS" (30)

CAPÍTULO I
El Viaje
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A juzgar por su semblante a mi progenitor le parecía estupendo el viajecito, pero a mí, desde que tuve uso de razón, el hecho de ir al pueblo me angustiaba. Dos o tres días antes del acontecimiento, se colocaban las maletas abiertas en el cuarto de planchar y, cual enormes estómagos, iban engullendo ropa de estar por casa y de calle, zapatos, zapatillas y chanclas, cremas, colonias y diversos utensilios de aseo, sin olvidar la exprimidora, las gafas de sol, los prismáticos y un largo etcétera, hasta duplicar con creces la capacidad del habitáculo. Menos mal que al final, tata Lola se volcaba materialmente sobre la tapa y conseguía, con su impresionante delantera, ejercer la presión necesaria hasta oír el ansiado «clic» que confirmaba la excelente calidad del cartón-piedra.
Este año, al acabar la operación, acalorada, sudorosa y jadeante, la tata, se hizo esta reflexión:
―¡Anda, que si nos hemos olvidado algo!
―¡El chaleco!, ¡el chaleco de punto! ―exclamó mi padre, antes de que «algo» hubiera alcanzado la pared, y como notara en la tata un gesto de desesperación, enseguida corrigió el yerro.
―Por esta vez, no te preocupes, Lola, el verano se presenta cálido y por las noches no ha de refrescar mucho. Con los otros dos chalecos espero poder pasar sin constiparme mis treinta días de merecido descanso.

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jueves, 3 de noviembre de 2016

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JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS

Este poeta, ilustre abulense, acaba de recibir el XLII Premio Internacional de Poesía "Rafael Morales", que concede el Ayuntamiento de Talavera, por su Poemario "Para volver al Sur". Un premio más que añadir a la larga lista de galardones recibidos entre los que cabe destacar el Premio Fray Luis de León de la Junta de Castilla y León (1997), el Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma (1998), el Premio Internacional San Juan de la Cruz (2005) o el Premio Alfons el Magnanim (2009).

Su obra poética comienza con "Ternura extraña"(1983), y se continúa con más de treinta Poemarios, los cuales están agrupados y publicados este mismo año bajo el título "Tiempo y Memoria".
Muñoz Quirós es Catedrático de Lengua y Literatura en un instituto de Ávila, Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Doctor por la Universidad de Valladolid. Ostenta distintas presidencias en otras tantas entidades culturales y dirige la revista de arte y letras "El Cobaya".

Respecto a ªPara volver al Sur", Muñoz Quirós comenta que "es un libro de poemas doneel paisaje de la vivencia poética se dibuja a través de un mundo de sensaciones, de sueños, de elementos imaginados y sentidos. Parte desde la realidad de mis orígenes maternos procedentes de Cádiz, y desde este punto de partida, las imágenes, ñas experiencias se poetizan creando una atmósfera que atraviesa, desde la vivencia, la reconstrucción poética de la realidad y la memoria. Para volver al Sur siempre se exige estar envuelto en la necesidad de envolver la mirada en una  luz y en un misterio claro y transparente"   .

Con mi enhorabuena y a modo de homenaje, reproduzco aquí uno de los poemas de "Para volver al Sur"

Este paisaje es siempre una promesa
de libertad. Un mundo tan cercado
por las manos del agua. Una inocente
historia, un sol tan claro. Una imprecisa
materia de silencio. Levemente
un tiempo que esclarece la mirada
de las cosas primeras, el doliente
pasado que se esconde en la memoria.
La materia del fuego ardiente y vano.
El azul de la sombra y la derrota
del corazón. La sangre de la niebla
cuando nos ciega el alma. Lo que amamos
porque sí, porque es luz, porque nos brota
de las heridas frágiles del sueño.
  

domingo, 30 de octubre de 2016



VIVOS QUE ESTÁN MUERTOS Y MUERTOS QUE SIGUEN VIVOS

Con un sol radiante y una temperatura impropia de mediados de otoño, Cristóbal, acudió al cementerio para depositar sobre la tumba de su esposa un ramo de camelias rosadas. Ésas eran las flores que ella preferiría, aquellas que cultivaba con esmero en el jardín de su chalet, hasta que una terrible enfermedad, segó de golpe el hobby al que dedicaba su tiempo de ocio y que la hacía sentirse como una flor más del invernadero. Eso había sucedido hacía catorce años y, desde entonces, Cristóbal, no había faltado un solo año con ese rito que repetía por la Festividad de los Santos. A pesar del tiempo transcurrido, no había olvidado la angelical sonrisa de la la mujer que le hiciera feliz, su profunda mirada y mucho menos, esa facilidad con la que le entendía y con la que sabía alumbrar las oscuridades de su existencia. En los meses que siguieron al óbito, creyó volverse loco: los cipreses contemplaron sus lloros y sintieron sus abrazos, en un deseo desesperado de sentir un ser vivo al que poder asirse. Después, el tiempo actuó como un poderoso cicatrizante que fue mitigando el supurante recuerdo, hasta convertirlo en el mejor de los sueños vividos. Sin hijos y aconsejado por una amigo, volcó sus afectos sobre un Boston Terrier que le acompañaba allá donde estuviera. Aquella mañana, al abandonar el camposanto, lo primero que hizo fue abrir el portón trasero de su coche y dejar que "Linda" correteara en la explanada por la que se accedía el recinto. Era tal la concentración de coches que había en el improvisado aparcamiento que al cabo de unos minutos, temió que "Linda" se hubiera despistado y comenzó a inquietarse; sus temores cesaron cuando una mujer, sosteniendo en brazos a un Chihuahua, se acercó a él acompañada de "Linda".

—Es una perrita muy inteligente—afirmó la mujer—apenas la acaricié, me trajo hasta aquí.
—Le estoy muy agradecido—respondió Cristóbal—. Ya estaba empezando a preocuparme.

Tras las inevitables presentaciones por las que nuestro protagonista conoció que Rosa era el nombre de su nueva amistad y "Bob" el de su perrito, y tras charlar de la  compañía y el cariño que les proporcionaban sus respectivas mascotas, Rosa aceptó la invitación de Cristóbal para tomar un café en un establecimiento cercano. Allí, fue inevitable hablar de los motivos que les habían conducido aquella mañana a visitar a sus difuntos.

—Mi mujer, no ha muerto, sigue viva en mi recuerdo, jamás la olvidaré. Ya va para quince años que enviudé, y puedo decir con toda sinceridad, que todavía creo escuchar su voz llamándome. Hasta la fecha, no he encontrado mujer alguna que pueda sustituirla. Desde el otro mundo sólo podrá sentir celos de las caricias que prodigo a "Linda"—dijo, Cristóbal, achuchando a su perrita.

—Mi caso es muy distinto—comenzó, diciendo, Rosa—. Esta mañana he venido desde la ciudad en que resido, a poner unas flores sobre las tumbas de mis padres. De mi marido, es casi mejor no hablar, tan sólo diré que el muy canalla me abandonó por otra mujer. Me han llegado noticias de que todavía vive con ella, pero para mí es como si hubiera muerto. No creo que pueda rehacer mi vida con hombre alguno, porque, desde entonces, ya no creo en promesas varoniles. Por el momento, es "Bob" quien me da el cariño y la compañía que necesito y además ¡no me engaña!—Dijo, Rosa, besando la menuda cabeza de su mascota.

Durante varias horas, tuvieron tiempo de charlar de sus respectivas vidas pasadas y de sus preocupaciones actuales y futuras. Vencida la tarde, se despidieron como dos buenos amigos, besándose en las mejillas. A causa de la mutua confesión, se sentían notablemente aligerados de la carga emocional que les embargaba al comenzar la jornada y se citaron para verse en el mismo lugar el año siguiente.


Los animales, con dos cortos ladridos, captaron la tristeza de la despedida.    

jueves, 27 de octubre de 2016





Del 22 al 29 de Octubre, Valladolid se convierte, un año más, en el centro de la actualidad cinéfila mundial, gracias a su Semana Internacional de cine (SEMINCI).

Desde el año 1956 en que el Certamen era conocido como Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos, el Séptimo Arte tiene una cita en nuestra ciudad con las mejores novedades del cine de autor. Desde esa fecha, la importancia del Festival ha ido creciendo en permanente renovación con la aparición de nuevas secciones como Miniminci o Seminci Joven, así como la creación de inéditos galardones que añadir a la codiciada Espiga de Oro,  que se otorga al mejor largometraje; así se han instituido distintos Premios al mejor Guión, al mejor Director, al mejor Actor, a la mejor Actriz, al mejor Cortometraje etc.etc. además  de la concesión de Espigas de Honor, que este año han recaído en Geraldine Chaplin, Chema Prado y Francisco Regueiro en atención a su contribución al cine español.

La afluencia de público que este evento concita, es también muy elevada, habiéndose alcanzado el pasado año los 88.000 espectadores, de los cuales 16.000 eran escolares de Castilla y León. Paralelamente a la proyección de las películas que compiten en la sección Oficial, hay proyecciones en "Punto de Encuentro", "Tiempo de Historia", "Retrospectiva", este año dedicada a Richard Linklater y múltiples secciones más que podéis ver en el Programa que edita la propia Seminci. En él figura Chile, como país invitado para la presente edición.

Los largometrajes que este año compiten en la Sección Oficial por la Espiga de Oro son:
 
"Kings of the Belgians" (Bélgica, Países Bajos, Bulgaria); "Dokhtar" ( Irán);  "Eshtebak" (Egipto, Francia, Emiratos Árabes Unidos);  "Anatomy of Violence" (Canadá, India): "La madre" (España, Rumania, Francia);  "Mäe só há uma" (Brasil):  "Aquarius" (Brasil, Francia); "La pazza gioia" (Italia, Francia); "Dev Bhoomi" (India, Serbia); "El ciudadano ilustre" (España, Argentina); "Forushande" (Francia, Irán); "Inhebek Hedi" (Túnez, Bélgica, Francia); "Kazoku wa Tsuraiyo" (Japón); "La ciénaga- Entre el mar y la tierra" (Colombia): "Les innocentes" (Francia, Polonia); "Réparer les vivants" (Francia, Bélgica); "Sufat Chol" (Israel).


Como todavía estamos en el ecuador de la semana, animo a que nos visitéis para visionar algunas de ellas y, si tenéis la oportunidad, asistáis a la Gala de Clausura que tendrá lugar el día 29. ¡Os esperamos!

jueves, 13 de octubre de 2016

FINA  LLUVIA

Sobre el cristal de mi ventana, resbalaban ,
mansamente, las gotas
como lloros infantiles.
También tus lágrimas se deslizaban de igual forma
en el momento fatal del desencuentro.
No fueron menos copiosas las mías,
aunque supe ocultarlas
en el fondo de mi orgullo varonil.
Del luminoso arco iris,
huyeron los anaranjados y amarillos
para derramarse en él, los añiles violáceos.
Ni un asomo del rojo pasión
de los momentos felices, ni un atisbo del
verde esperanza para restañar la herida.
Caía una lluvia fina sobre el cartón piedra
de nuestro amor, que parecía consistente,
y que se desmoronaba con las primeras
humedades del otoño.
Sin embargo, pensaba en ti,
inicio del camino de rosas que un día recorrimos juntos,
creyendo que el sol no nos abandonaría nunca.
Me pregunté si no estarías, tú también,
asomada a la ventana del recuerdo,
si no habrías pensado reiniciar el camino intransitable
que la lluvia enfangaba a cada instante.
Por eso, antes de que fuera demasiado tarde
y que la lluvia me empapara de soledad,
corrí a llamarte por teléfono.

Fotografía de Santos Pintor Galán



domingo, 9 de octubre de 2016


LOS CAMINOS DE LA POESÍA

El pasado día 7, comenzó su andadura "Los Viernes del Sarmiento", grupo poético literario que dirige y anima la poetisa Araceli Sagüillo, con una Conferencia titulada: "Los Caminos de la Poesía", impartida por Esperanza Ortega. Sin duda, un inicio consistente y exquisito.
Esperanza Ortega, es escritora, poeta, editora, traductora y crítica literaria de reconocido prestigio. Entre sus muchos galardones, atesora el Premio de poesía. "Jaime Gil de Biedma", no siendo infrecuente leer sus artículos en El País, ABC, El Norte de Castilla y El Mundo.
La conferenciante, inició su alocución reflexionando sobre el hecho que el ritmo de una composición poética se inicia en el hombre, cuando escucha a un mismo tiempo el ruido de sus pasos y el latido del corazón. Al darse la vuelta descubre que sus pasos han dejado huella: han hecho camino. El hombre medieval  seguía el camino de la senda marcada por una concepción cristiana de la vida. Nos lo recuerda Jorge Manrique en sus "Coplas por la muerte de su padre".

Este mundo es el camino
para el otro que es morada sin pesar,
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada sin errar

Antes, Dante Alighieri, (en ese momento por el que algunos hemos pasado de vida intermedia, cuando la niñez queda lejos y tampoco se vislumbra cercana la muerte), en plena crisis, se extravía, se sale del camino y, alegóricamente, recorre un camino tortuoso. Desde la selva oscura en la que se encontraba, desea alcanzar el Paraíso, pasando por todos los círculos infernales y el purgatorio, acompañado siempre por su inspirador Virgilio, a quien le pide que le acompañe, rescatándole del limbo en donde se encontraba. La búsqueda de Dante, no sólo es la búsqueda del otro (Beatrice), sino el deseo de encontrase con su propio corazón. Descubre que el verso y el beso son indisociables como el haz y el envés de una hoja.

Siglos más tarde, Antonio Machado, nos da una visión existencialista de la vida, opuesta a la de Jorge Manrique:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

y continúa su poema, negando toda posibilidad de regreso al pasado:

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Una perspectiva actualizada del camino poético, la encontramos en el escritor vallisoletano Francisco Pino, quien traslada el camino al más allá. El caminante quisiera no dejar huellas. Las huellas son aquello que nos impide volar; por eso el pájaro simboliza la libertad, aunque le sea inherente su fragilidad.

¿Habrá algo más hermoso que quedarse sin huellas?
Sólo el pájaro sabe de esta gracia
y el horizonte aquel que de la luz se arranca
sin dolor, con un leve marcharse ajeno al tiempo
al calendario triste que siempre deja huella.
Andar, andar, andar esperando que un día
la tierra no nos sienta; querer la lejanía
donde el hombre se evade de los ojos.


Con estos versos de Francisco Pino, concluyó la hermosa, profunda y encantadora Charla de Esperanza Ortega, mujer erudita, de clara dicción y aterciopelada voz.